Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA / PEDRO LUIS ANDALUZ ANDRÉS

«La duda y el escepticismo son buenos, siempre y cuando se busque la respuesta»

Confiesa el hombre que el padre peca de acomodo, de cierto desánimo que -por la suave contundencia de sus palabras- entendemos que se sacude con la rapidez con que cae una piña de la copa al suelo. Pisa Pinares, y concretamente Vinuesa, el segundo cura más joven de la diócesis de Osma-Soria. De nombre Pedro, no guarda llaves, sino a un gato, Lina; libros para un máster (filosofía coreana, no se piensen); y algunas certidumbres inamovibles («no se es cristiano solo el domingo»). Amén.

Pedro Luis Andaluz.-HDS

Pedro Luis Andaluz.-HDS

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.-Padre me acuso de escepticismo vital en ocasiones y de racionalismo desmedido de vez en cuando. ¿A usted también le pasa? Hablamos de lo mundano. 

Respuesta.-(Ríe). Casi nada... Pero vamos, la duda y ese escepticismo siempre es bueno, siempre y cuando se busque la respuesta. No el conformarse con una actitud escéptica constante.

P.-Quizá entonces el racionalismo no sea pecado.

R.-Hasta donde yo sé, no es pecado.

P.-Un compañero de la Redacción se acuerda de usted sin conocerle. 'Era el único chaval que siempre repetía en la fotos del Día del Seminario', me dijo. Los demás se iban yendo.

R.-(Ríe). Durante tres años estuve repitiendo en las fotos. Sí, sí. (¿Lo llevaron los padres o quiso ir?). Quise ir yo. Entré al Seminario menor en el año 2003. Conocía el seminario de convivencias y de otras cosas y, conociéndome, dije que quería ir. Por una razón muy sencilla, no por un planteamiento vocacional. Quería estudiar y tener los estudios básico. Luego ya, Dios fue hablando. La razón primera no fue una razón vocacional, sino de estudio. Luego el ambiente del Seminario y el día a día, te lleva a plantearte e ir descubriendo. Este domingo es el Día del Seminario y el Seminario lo que distingue es ese planteamiento vocacional.

P.-Es el segundo cura más joven de la diócesis. ¿Cómo es ser párroco en Pinares?

R.-Pinares es estupendo. Además, ser párroco en cualquier sitio es buscar servir a Dios. No es que haya  una receta para Pinares, otra para Moncayo y otra para la ciudad. No, al final es estar al servicio y al servicio de acompañamiento de la gente.

P.-Ya, pero debe de ser bastante diferente estar de párroco en un poblado chabolista , en una ciudad o en el medio rural de Soria.

R.-No tengo experiencia ni en la ciudad, ni en las chabolas, pero por los testimonios que conozco al final es lo mismo. Muchas veces se utiliza un poco, si puedo utilizar esa expresión, como para dejar la pastoral rural como de segunda. Al final, estés donde estés, la Iglesia está encarnada en una realidad concreta. Y obviamente eso es caminar y acompañar a las personas, sean de las chabolas, del barrio más pijo de Madrid o de donde sean. 

P.-Siempre y cuando haya habitantes...

R.-En un documental que han estado rodando en esta zona hacían ese mismo enfoque. O sea, ¿merece la pena que en una zona despoblada siga la presencia del sacerdote? Por supuesto que sí. Mientras haya una persona, merece la pena. 

P.-¿Qué diferencia su tarea en el Moncayo y en Pinares?

R.-La realidad del Moncayo, en la que yo he estado, primero en la parroquia de Ólvega como diácono antes de venir a Pinares, y también en Ágreda, en la parroquia, en el convento de las concepcionistas, es que son dos núcleos con más población. Y quizá por ello con más vitalidad. Pero en las praxis es lo mismo. La realidad de Pinares es que quizá sean núcleos más pequeños, pero pueblos en los que todavía hay gente y población joven. Es una cosa que me ha sorprendido, que en Pinares, al menos en Vinuesa, la natalidad está viva, con lo cual hay población joven, hay nacimientos y hay futuro.

P.-Vinuesa, Salduero, Molinos de Duero y Montenegro de Cameros. Los domingos tendrá que 'bilocarse'.

R.-Y El Royo, Derroñadas y Vilviestre de los Nabos. Hemos aumentado. Una cosa buena, en la que estamos todos trabajando, es que en la realidad  uno llega hasta donde llega. Y una de las ventajas de esta zona es que los núcleos son relativamente cercanos entre sí. Estoy pensando, Molinos y Salduero están separados por un kilómetro. Derroñadas y El Royo, por el estilo. La gente se desplaza. Es lo habitual. Y no podemos reducir la presencia del sacerdote a solamente la misa  dominical.

P.-Eso le iba a preguntar. ¿Y el resto de días qué hace?

R.-El resto de los días uno también es cura y también está aquí. Hay más tiempo quizá y ahí entra el tú a tú, el estar con la gente, visitar a los enfermos, la catequesis.

P.-¿Qué le dijeron en casa cuando fue y dijo que quería ser cura?

R.-Nada. No fue para nada traumático. Te he dicho al principio que yo fui al Seminario Menor, con lo cual creo que los padres tienen ese sexto sentido de que, sin necesidad de decir nada, las cosas se ven. Con total normalidad.

P.-Si Dios y el demonio tientan siempre ¿por qué hay tan pocas vocaciones? 

R.-Dios no tienta. (Ríe de nuevo). No sé qué respuesta quieres que te dé. (Usted responde. La que quiera).  La realidad es que, al menos en Soria, hay pocas vocaciones. Depende también. Este año en el Seminario Mayor tenemos cuatro seminaristas, pero la realidad es que hay una demografía muy baja y si no hay población es la pescadilla que se muerde la cola. También es cierto que en las vocaciones hay que acompañar y hay que pedir todos los días. No salen como si fueran una plantita en medio de la nada. Hay que cuidarla y acompañarla. 

P.-Almas al margen, ¿cuál es el papel de lglesia en el siglo XXI?

R.-Anunciar a Jesucristo. (Dígame algo que no sepa que iba a decir). No es la respuesta de manual. Al final es que el anuncio se hace presente en todos los ámbitos, en todos los aspectos. Quien está trabajando en la cárcel, con su trabajo anuncia, en la forma de tratar; quien lo hace en un comedor social anuncia también. El anuncio se hace específico en todas las realidades.

P.-¿También en política, entiendo?

R.-Debería ser. (¿Y es o no?). Eso ya no lo conozco. (Bueno, los curas no son ajenos a la política ni al comedor social). Mira, ahí la realidad es que sea donde sea, en la política o en el trabajo que sea, uno siempre es cristiano. No se es cristiano solo el domingo, lo es también en el trabajo, lo es siempre, en cualquier cosa que haga. 

P.-Oiga, si, como dicen, la fe es un don, no entiendo por qué a unos se la dan y a otros no.

R.-(Segundos de silencio). Eso sería para hablar con un café delante. (Queda pendiente). Cuando quieras. Pero la fe no es que a unos se la den y a otros no. El planteamiento debe ser de cada cual. Puede parecer algo inalcanzable, solo para unos pocos, pero ocurre que muchas veces necesitamos -por poner una imagen visual- quitarnos esa venda de los ojos. 

P.-

Se cree por fe,  ¿pero también por  miedo, por acomodo?

R.-

La realidad sociológica existe, sea en Soria o en otro lugar, con eso que planteas en tu pregunta. Pero lo bueno, la diferencia del cristianismo es que uno no cree por miedo, sino por ese encuentro de verdad en la vida. Y eso ayuda a salir del miedo. Que en algunos momentos pueda darse esa realidad sociológica es algo que no discuto, pero al final el cristianismo no es temor, es amor.

P.-Llega la Semana Santa. ¿Dónde acaba la fe y empieza el folklore?

R.-Creo que van unidas. No hay folklore sino la manifestación externa de la fe, que es lo bueno. Manifestarlo. Y una de las vías importantes es la de la belleza y anda que no tienen belleza nuestras procesiones y manifestaciones externas. Obviamente su sentido más pleno está en la celebración.

P.-Sea atrevido. ¿Quién debería dimitir antes, un político o un papa, por acumulación de legislaturas, me refiero?

R.-Cada cual debe saber en conciencia hasta dónde llegan sus fuerzas y hasta dónde puede llegar él.

P.-¿Qué le hace pecar al padre, lo que al resto de los humanos o solo el chocolate?

R.-El chocolate no me gusta. Muchas veces el acomodo. Ese desánimo del 'qué vamos a hacer'. Eso lo considero un pecado, el pensar que no hay nada que hacer.

P.-Del uno al diez, ¿cuánto cree en la Virgen de la Salud, que hay en el Cañón, cerca de su pueblo, Ucero?

R.-La Virgen de la Salud es la patrona de mi pueblo. La devoción que le tengo no me atrevo a cuantificarla. A la de la Salud y en definitiva a la Virgen. 

P.-¿Qué replica cuando le dicen que la Iglesia siempre está pidiendo? ¿Es o no así?

R.-Yo me considero un cura raro: no me gusta el vino ni sé pedir. 

P.-Entonces, ¿la Iglesia es rica, pero las parroquias no?

R.-Yo te puedo hablar de mi experiencia. En el pedir también hay que comunicar para qué se pide. La transparencia y la claridad es súper importante. 

P.-¿Por qué sí o no ha acudido en alguna de las manifestaciones habidas en Soria por su situación: despoblación, infraestructuras, sanidad...?

R.-Si te digo la verdad no he estado en ninguna, pero no porque no haya querido, sino porque no he podido.

P.-¿Coge setas, escribe, lee, cocina...? ¿Qué hace cuando se quita el hábito, padre?

R.-No llevo hábito. Llevo clériman (camisa negra o gris con alzacuellos). Una de las cosas que más me gusta es estar con la gente y amigos que, por la realidad de Soria, no podemos estar tanto como nos gustaría.

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