ENTREVISTA / PEDRO ANGUIANO PÉREZ
«La cultura vernácula de ‘los del pueblo’ desaparece cada vez que muere un abuelo»
El hombre propone y el río de la vida dispone. El día era perfecto para hablar de letras, de ideas que paren los pueblos de sangre caliente, que meten el inconformismo en una nevera. Pero no. En este tipo de pueblos el discurso es tangible y las palabras son algo más que libros. Ocurre en Villar del Río y Pedro, con quien acabamos hablando de la vida misma, tiene la culpa. (Él y otros 350).
Pregunta. ¿Cómo de leído es Villar del Río?
Respuesta. Hay de todo. Tenemos grandes lectores e incluso algunos escritores, con libros publicados y demás. Hay un buen nivel cultural.
P. ¿Y usted?
R. Yo leo mucho. Literatura de todo tipo, cómic, mucha historia. Un poco de todo. Un libro me da evadirme, cuando leo las historias de otras o la historia de nuestro pasado para conocer algo más nuestros orígenes y nosotros mismos.
P. En este Día del libro, 30 segundos para convencer a alguien del poder de las letras frente al TiKTok y el móvil.
R. Dónde va a parar. TikTok y el móvil… Un libro nos mete en las historias que nos cuenta, vivimos las historias de otros, realidades diferentes. Eso el móvil no nos proporciona las experiencias de un libro ni mucho menos.
P. Cuénteme, ¿para qué sirve una frigoteca?
R. Una frigoteca es una forma lúdica de poner la literatura a disposición de la gente en lugares a lo mejor poco convencionales. En un parque te encuentras de repente una nevera, la abres y tienes a tu disposición, con total libertad, libros para leer en ese momento y lo vuelves a depositar. O si quieres te lo puedes llevar a casa. Y cuando terminas, lo propio es que lo devuelvas o que lo cambies y lo dejes por otro. A la total libertad del usuario.
P. Una pequeña biblioteca a la intemperie.
R. Llevamos dos años haciéndolo. La iniciativa fue de un socio nuestro, mi predecesor como presidente de la asociación, que lo había visto en San Sebastián, y se preparó una idea parecida. Él hizo una primera, que fue decorada con motivos infantiles y la hemos equipado con juegos de mesa, literatura infantil… encaminada a los peques. Y una vez empezamos, hicimos otra más para poner en el parque del pueblo, donde hay literatura más adulta y de todo tipo.
P. Se les congelará en invierno.
R. Por desgracia los inviernos en los pueblos son duros, hay muy poquita gente y además está el clima: como son neveras recicladas, a la intemperie sufren muchos, así que las recogemos en invierno. Normalmente, este puente de mayo o este fin de semana que entra, del 23 de abril, solemos sacarlas a la calle para que estén disponibles ya hasta octubre o noviembre.
P. Hablando de frío, ¿qué le hiela el alma en este medio rural tan seco de tantas cosas?
R. La falta de vida. Nuestros pueblos se mueren. Algunos van sobreviviendo a duras penas, pero están cambiando mucho. Está cambiando el perfil, a lo mejor viene gente de fuera, pero la gente y la cultura vernácula de los del pueblo, de los de toda la vida, está desapareciendo a pasos agigantados, día a día, cada vez que se muere un abuelo.
P. Se atisba pesimismo, ¿qué pasará el día en que se hielen del todo los pueblos?
R. Se están convirtiendo en otra cosa. Desaparecer así, no, les va a costar mucho, porque afortunadamente los sorianos tenemos mucho arraigo y nos cuesta. Estamos deseando volver a nuestros pueblos siempre que podemos, pero se están convirtiendo un poco en centro de vacaciones. Y eso al fin y al cabo no es la esencia del pueblo. La esencia cambia, el pueblo no acaba de desaparecer, pero se convierte en otra cosa.
P. De todos los libros del mundo ¿cuál no debe faltar en esta peculiar biblioteca de Villar del Río?
R. Eso es muy difícil. Habría muchos. Quizá Cien años de Soledad. No sé.
P. ¿Y en su biblioteca cuál ocupa un lugar especial y por qué?
R. Tengo muchos libros especiales. He leído muchas veces los libros de Tolkien, mucho Márquez... Me costaría quedarme con un libro. Hay mucho donde elegir para quedarse con uno.
P. Oiga, ¿se lee como se vive?
R. En cierto modo sí. Las tendencias y gustos literarios de cada uno tienen mucho que ver con lo que se es, con los gustos y con la forma de vida.
P. ¿Qué sería del medio rural de Soria sin asociaciones culturales, de vecinos, socio-culturales?
R. Pienso que las asociaciones ayudan a revivir un poco los pueblos, a darles vida en determinados momentos, a obligar, sobre todo a la gente que se ha ido, a que vuelva al pueblo, y hacer actividades que les resulten atractivas.
P. ¿Es el caso de la que preside en Villar del Río?
R. Sí, creo que sí. Eso lo tendrían que decir los socios, pero creo que sí. Tenemos un pueblo que en invierno quedan entre 40 y 50 vecinos y en la asociación se contabilizan 350 socios. Está muy bien. Prácticamente el 90% de la gente, que son del pueblo o hijos del pueblos, no son solo socios, sino que participan en todas las actividades.
P. Otra forma de hacer pueblo.
R. De hacer pueblo, por supuesto. Por eso se hace. A veces le doy más importancia a la colaboración de todo el mundo en la organización de las actividades, para que todo salga bien, que después en la participación. Es lo bonito.
P. ¿Quién manda más en un pueblo, las asociaciones vecinales o el alcalde?
R. El alcalde, por supuesto. Nosotros estamos para apoyar y para colaborar en todo lo que nos pida el Ayuntamiento. Pero quien lleva la voz cantante y la tiene que llevar es el alcalde. También tienes que tener la suerte de que sea un Ayuntamiento colaborativo y nosotros en este momento la tenemos. Ha habido otros que no tanto.
P. ¿Qué hace usted ante la página en blanco?
R. Escribir lo llevo mal, soy de leer. No me gustan las páginas en blanco. A mí me gustan las páginas llenas de letras. (Algo le dirá una página en blanco...). ¿Un reto a lo mejor?, ¿una oportunidad de rellenarla?
P. ¿Dónde lee usted mejor, a la orilla del río de Villar o en cualquier monte?
R. En el río de mi pueblo, por supuesto. A los montes voy muchísimo por afición y también por trabajo. Pero donde mejor estoy para casi todo es en mi pueblo.
P. ¿Qué consumen los pueblos de Soria para mantenerse a flote?
R. El arraigo. El cariño a su tierra, a su pueblo, a su familia. Seguramente sea así.
P. ¿Qué echa de menos en los pueblos de Soria que no sea vecinos?
R. En general en todos los pueblos un poquito más de concordia, a lo mejor. Somos muy dados a estar cuatro en un pueblo y llevarnos mal. Eso se da.
P. ¿A qué escritor, vivo o muerto, le hubiera gustado conocer y por qué?
R. A Asimov. Tengo una formación científica, técnica más bien. Asimov juntaba la ciencia con la literatura y me parece un tío interesante.
P. Hay cosas que deberían ser inmortales, como el agua del río, el placer de la lectura o el paseo por el monte. Dígame dos más.
R. Me has quitado el monte, que me gusta mucho, así que, seguramente, ese mismo paseo por el mar y después la familia.
P. ¿Por qué cuesta tanto tirar del carro a veces?
R. Los sorianos somos muy reacios a los cambios, vemos todo lo nuevo con muchísimo recelo. Y para que los pueblos sobrevivan desde luego tiene que haber cambios. Entonces a lo mejor gente que venga con iniciativas diferentes le cuesta muchísimo dar ese paso.