Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. María Polo Alonso

«Mis truchas y yo somos como una gran familia, con los niños, las gallinas, el huerto...»

Ella, que nunca intentó ser trucha, valora el oxígeno como el respirar. El mismo que dejó en la selva peruana, el mismo que reencontró en Las Fuentes de San Luis. De eso hace ya siete años y a veces las cosas sencillas y hasta los diminutivos echan raíces y se anclan a la tierra -o al agua-. No se llama Conchita Jiménez (que podría), sino María Polo, hija de su madre y nieta de su abuela. Jefa de un banco de alevines, mujer de Vildé.

María Polo Alonso

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P. Elija un lugar para crecer... si fuera pez.

R. Ah... Las aguas que tenemos aquí son cristalinas, preciosas y un paisaje en el que ves buitres de vez en cuando y las truchas revolotean. Es lo más inmediato que tengo, pero si fuese yo pez... igual el mar. No soy de playa, pero sí de mar.

P. Cuénteme, ¿cómo hechiza usted a las truchas de Vildé?

R. Con cariño. Somos como una familia grande y todos formamos parte de esta familia. Están las truchas, las gallinas, está el caballo, las cabras, los niños, las plantas, el huerto... No es que las hechice, pero somos parte de una gran familia.

P. ¿Qué les dice si les habla?

R. Les agradezco cada día. No es un trabajo lo que hago; es un modo de vida. Ellas forman parte de mi vida y son mi modo de vida. Soy feliz y me siento una privilegiada gracias a las truchas, al lugar, al agua, que es una pasada... Sin el agua esto no tendría sentido. Gracias a mis circunstancias y a mis abuelos, en especial a mi abuela, que es quien me dio la oportunidad de, ahora mismo, vivir este presente tan bonito.

P. Al margen de en la piscifactoría Las Fuentes de San Luis, ¿dónde se siente como pez en el agua,?

R. Tengo dos sitios. He vivido en Latinoamérica y uno de los sitios donde me siento como pez en el agua es en la selva. Me gusta mucho. Es... me emociona. Pero luego, cuando tengo que poner un poco más los pies en la tierra, es aquí, en este espacio que es un privilegio. Y cuanto más estoy aquí, más me gusta. Más a gusto estoy.

P. Aquel mal rato que le hizo pasar una trucha.

R. Hay también varios malos ratos, al final todas las actividades tienen cositas. En realidad no es culpa de ellas, sino mía: no haber calculado bien... Cuando a lo mejor se te quedan pequeñas, tienes que vender y no tienen el tamaño suficiente dices 'ay, ay, ay'... No ocurre muchas veces, pero alguna sí. Tú quieres dar el mejor servicio y a lo mejor te quedas a un par de semanas con una trucha un poco más pequeña.

P. ¿Cómo es ese misterio de hacerlas crecer?

R. Aquí el agua es una pasada que te invito a conocer. Siempre sale a 15 grados, está limpia, sale bien y es el factor fundamental que les hace crecer. Es un ambiente limpio. Hay poca intervención y cuanta menos intervención haya por parte del humano más a gusto se encuentran los animales. Hay que darles de comer, limpiar, pero lo fundamental es el agua.

P. Lo mejor del emprendimiento en Soria. Luego lo peor.

R. En cualquier sitio es la realización personal, sí. Y además Soria tiene tantas oportunidades. Hay muchos nichos que explotar, aunque esta palabra no me gusta porque parece que es 'aprovecharse'. Quiero decir que hay muchos nichos vacíos en los que se puede trabajar. ¿Y lo peor en Soria? El carácter castellano es duro. Tienes que encontrar tu sitio... Intento siempre sopesar, pero el carácter es duro y a veces cuesta, sobre todo cuando vienes de fuera. Luego hay cositas que a lo mejor todavía no han llegado, aunque siempre digo que al final llegan. No tengamos siempre prisa.

P. ¿Dónde se comen las truchas que cría?

R. Una de las cosas que intento es que se queden por la zona. Obviamente no hay pescado en el continente, salvo acuicultura continental y lo suyo es que se queden por aquí. Si lo que pretendes es que sea sostenible, cuanto más cerca se queden más sostenible será. Lo que llaman kilómetro cero. Vendo en El Burgo, llevo a Soria capital y Aranda de Duero. Todas las semanas mando una cajita a Madrid, a un supermercado cooperativo, porque también buscan otro tipo de productos de alimentación.

P. ¿Qué dice cuando le preguntan qué es, empresaria, acuicultora o bióloga?

R. Nunca empresaria. Dependiendo del contexto digo bióloga o acuicultora.

P. Una receta rápida de trucha.

R. (Ríe) La trucha no necesita gran cosa, con meterla en el horno, un poquito de sal, ajo y alguna especia... no necesita mucho más. Nosotros por ejemplo la ahumamos, que no lleva nada y está buenísima. E incluso, como mi pareja es peruano, hacemos el ceviche, que dicen ellos, no se hace con pescado de río. Nosotros al final es el que nos da la confianza. El ceviche es pescado crudo, que se come allí tradicionalmente, aquí con lima, y allí lo llaman limón.

P. ¿Qué espina o raspa no logra quitarse?

R. Hay algunas raspitas por ahí... (Sólo una). Podría ser la burocracia por ejemplo. Quizá esté mal decirlo justo cuando me han dado un premio del Ministerio de Mujeres rurales, pero sí es verdad que hay veces que pienso si realmente se quiere luchar contra la despoblación o repoblar el medio rural. Creo que se pueden hacer más cositas. A mí se me ocurren cositas chiquititas que podrían ayudar y que seguro que animarían a gente a tirar del monte...

P. Un premio de excelencia innovadora que aúna piscifactoría y educación ambiental.

R. Se llama Premio Excelencia a la Innovación para las Mujeres Rurales y es un galardón por la gestión de la piscifactoría hacia la sostenibilidad, diversificando con una parte de ocio que es Dueronatura, con un lago de pesca, alquiler de canoas... Otra experiencia de contacto con la naturaleza.

P. ¿Qué le debe a su abuela?

R. Todo o casi todo. La vida me la dio mi madre... Ay que me emociono. (Paramos). Es quien me enseñó o me dio la oportunidad de acercarme a la naturaleza, de amarla y de entenderla. Eso es lo más grande que he cogido de ella y luego ha sido un gran ejemplo de emprendimiento. Además ser emprendedora una mujer hace años era... Quien la conoce lo dice: no se le ponía nada por medio en un mundo de hombres. Siendo chiquitita físicamente, tenía una gran fortaleza y yo no le llego a la suela de los zapatos. Creo que su ejemplo siempre me ha servido.

P. A la bióloga, ¿por qué si o no el futuro de los océanos son las piscifactorías?

R. Es que los humanos somos tan... egocéntricos, que no cuidamos, no cuidamos nada en general. Al final la acuicultura es la forma controlada de poder obtener pescado, proteína animal que en muchos casos es más ecológico que si es de carne. Sí creo que la acuicultura es el futuro, pero también, igual que todas las demás formas de criar ganado o cereal o de otra forma, tiene que hacerse con cuidado. No se puede industrializar.

P. ¡Sabe a qué precio se ha puesto el pescado!

R. Sí. De hecho el año pasado tuve que subir el precio dos veces y lo tuve que hacer porque, si no, no tenía sentido, me quedaba sin marca. Los piensos subieron muchísimo, el gasoil, muchos factores que todos sabemos.

P. ¿Por qué truchas y no salmón, que va más caro?

R. En realidad no sé cómo se daría aquí el salmón. Sé que se ha hecho en otras piscifactorías, pero desconozco cómo de rentables son. Al final he ido siguiendo lo que ya había y poco a poco modificando según mis criterios y posibilidades. He ido poquito a poco. También es verdad que mis instalaciones son pequeñitas y para los salmones necesitas más espacio.

P. ¿Por qué explotación acuícola y no granja de truchas?

R. No lo sé. En inglés por ejemplo se dice granja de truchas trout farm.

P. ¿Con qué rima trucha que no sea konbucha?

R. Con trucho. Te quiero mucho como la trucha al trucho. Me lo dice mi hijo todos los días, no te exagero. Todos los días de su vida.

P. ¿En qué curso de Biología aprendió que la necesidad de oxígeno la iguala a un alevín, María?

R. Esa lección creo que la vas aprendiendo según vas cumpliendo años en la vida. No hace falta que sea en Biología. La experiencia de la vida te va enseñando esas cositas.

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