Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. Miriam Martínez Manzanedo

«Sin la oveja las tejedoras no somos nadie. La necesitamos para poder seguir tejiendo»

Tejer no es el jersey bonito, ni el chal, ni el calcetín que hacía mientras la entrevista. Es algo más y así nos lo cuenta. Miriam concibe la hebra como una tela de araña que se empieza a tejer por el centro. Y allí está la ‘bendita’ oveja. Al frente de la cruzada de la lana, revive el punto de toda la vida y encabeza un ejército de tejedoras, las siguientes en la red. Arriba el punto.

Míriam Martínez teje en la Plaza de las Mujeres de Soria.

Míriam Martínez teje en la Plaza de las Mujeres de Soria.ANA RENTA

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P. Acláreme, esto del tejer... ¿es el punto de toda la vida, lo que hacía mi abuela?

R. Efectivamente, es el punto de toda la vida. Simplemente que han evolucionado técnicas, materiales, pero no deja de ser lo mismo.

P. Permítame. Mi abuela no tenía Instagram. Usted sí y barre en las redes sociales.

R. El confinamiento ayudó mucho a que la gente se uniera a las redes sociales y es verdad que se ha creado una red de tejedoras bastante importante a nivel nacional. En Instagram he superado los 3.000 seguidores y estoy satisfecha porque también, a parte de ser terapéutico, a muchas de nosotras nos hace compañía. El tema de los podcast, que grabamos y enseñamos qué tejemos y qué fibras utilizamos, para qué, con qué agujas... es información que nos puede ayudar. Y al estar a tanta distancia es una vía de comunicación cercana.

P. ¿Por qué cree que ha tenido tanto éxito esta primera Feria de la Lana celebrada en Soria?

R. Desde hace años hay una carencia en Soria y en el resto de Castilla y León y comunidades de alrededor respecto a poder comprar lana. Hoy en día las tiendas de lana brillan por su ausencia. Sé que hay muchísima gente a la que le gusta tejer y también que tuvo que dejar de hacerlo porque no tiene dónde comprar. Por eso pensé que Soria podía ser un lugar idóneo para ello, ya que por posición geográfica pillamos muy bien para muchos lugares de la zona norte.

P. Hablamos de lana y también de ovejas.

R. La oveja es nuestra materia prima. Sin la oveja las tejedoras no somos nadie. La necesitamos para poder seguir tejiendo. Ahora hay un trabajo muy elaborado, como el de Wooldreamers, en el que están buscando razas autóctonas españolas para poder conseguir fibras de mayor calidad. Hubo un tiempo en que España entró en decadencia total y ahora, al haber tanto movimiento de personas que tejemos, hay empresas que se están dedicando a recuperar un poco la calidad de merina española que el país tuvo en su momento. A esto hay que sumarle que ahora España, por la salida de Gran Bretaña por el Brexit, es el mayor exportador de lana de la Unión Europea. Creo que si todos remamos hacia el mismo camino puede ser beneficioso, no solo para las tejedoras, sino para la gente del campo. Si no hubiera pastores, si no hubiera ganadería, nada de esto funcionaría.

P. ¿Qué dicen sus ovillos de usted?

R. Mis ovillos de mí dicen lo mismo que mis agujas. Cada prenda que tejo, en cada momento, en cada lugar, te recuerda dónde la has tejido, por qué. Hoy es muy común llevarnos el punto con nosotras cuando nos vamos de viaje o en la sala de espera de un hospital. Hay muchísimos sitios donde nos ponemos a tejer públicamente porque preferimos estar tejiendo que no mirando el móvil. Cada ovillo mío es una historia. Al final son recuerdos.

P. ¿Qué es tejer más allá de cruzar las agujas o hasta los dedos?

R. Tejer es terapéutico, la vía de escape para muchas personas, para evadirte de los problemas que todo el mundo tiene en el día a día. Es un hobby que te hace evadirte de problemas y a la vez te produce satisfacción. Es un arma terapéutica increíble. Yo necesito mi ratito de tejer. Hasta en los días en que no tengo tiempo para nada, procuro sacar mi ratito para tejer y desconectar. Es como dormir, pero sin cerrar los ojos.

P. Y puede ser hasta un oficio, por lo visto en el lavadero de lanas.

R. Se ha demostrado que hay mucha gente que lo necesita. Con mucho trabajo sí puede llegar a ser un oficio. En la feria hubo varias charlas en las que se habló de cómo vivir de la lana actualmente. Sí, se puede vivir de ello, pero invirtiendo muchas horas de trabajo.

P. Cuénteme, ¿qué hace con las lanas que se le enredan?

R. Hay veces que las labores no salen como uno quiere y toca deshacerlas, tanto físicas como las otras. Yo lo que he hecho últimamente es sortearlas por Instagram. Tienes unas lanas que por equis razones no quieres utilizar y bueno... O las he donado a organizaciones que se dedican a hacer mantas para ayuda humanitaria o las he regalado.

P. ¿Qué abanderamos con el ovillo y la lana?

R. La reivindicación de un oficio que está perdido; abanderamos que ahora mismo tejer es igualdad. Hay hombres que tejen y quieren tejer, niños. Es un oficio que se está perdiendo y es necesario para todo el mundo. Tejer es una tela de araña que se empieza por el centro, donde estarían los ganaderos con sus rebaños; seguimos con la gente que está trabajando con esta lana para que no se pierda, para que no tiren los kilos y kilos de lana que se tiran al cabo del año en este país. Abanderamos muchas cosas, el punto abarca muchas cosas ahora mismo.

P. ¿Qué le ha enseñado el hombre del misterio de tejer, ahora que habla de igualdad?

R. Muchísimas cosas. Hay hombres que son verdaderos iconos del mundo del tejer. Diseñadores de quitarse el sombrero. Es que no es algo solo de mujeres. Hay un diseñador que se llama Stephen West, que es como Dalí en el punto, con sus diseños y las mezclas de dolores que hace. Es el dios del punto en el diseño. Y en España también hay varios diseñadores también. Detrás de cada ovillo hay una persona que lo que quiere es que esto no se pierda. Lo mismo que apuntas a un niño a una extraescolar de deportes, puedes hacerlo a tejer: el punto es mente, es desarrollar la mente.

P. ¿Qué patrón, lanudo o no, es el suyo y le gusta seguir?

R. (Silencio). Mis propios patrones. Soy una persona que no se guía por lo que le digan, confío en mi manera de pensar y en que puede haber un camino mejor que el que ya está tejido. He intentado luchar por eso y ha salido bien.

P. ¿Qué la deja desmadejada en la vida?

R. Las críticas no constructivas. Así, tal cual. Hay muchas creencias que desmotivan y son los propios miedos que no dejan avanzar. A esas personas es mejor oírlas, pero no escucharlas.

P. ¿Cuántas agujas ha roto o gastado?

R. No he roto nunca ninguna. Las uso de acero y no me he cargado ninguna. Utilizo agujas de muy buena calidad, no son baratas, pero es una inversión a largo plazo. Es un producto que no te pide de comer.

P. Si la vida está a punto de pararse, ¿qué prenda comenzaría a tejer y por qué?

R. Una manta para arroparme y para arropar a quien pudiera tener al lado.

P. ¿Qué nos dirá el futuro de este gusto por la hebra?

R. Que si todos nos subimos un poquito a este carro podemos llegar a ser mejores personas, vivir con más tranquilidad, dejar de poner el foco en cosas que desde nuestro sofá no podemos solucionar. Si en cada casa una persona hiciera una manualidad contagiaría al de al lado. Ese rato te olvidas de los problemas. La situación actual no es fácil para muchas familias, pero ese ratito es la mejor terapia que existe al alcance de cualquiera.

P. ¿Qué punto está haciendo mientras la entrevisto?

R. Un calcetín.

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