Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. Ana Isabel Paulano González

«Romanillos de Medinaceli es distinto en que la gente lo da todo, en la convivencia que hay»

¿Cómo se empuja un pueblo?, le preguntamos. "Teniendo ganas y estando orgulloso de ser de ese pueblo". Así lo siente Ana (y eso que ella es adoptada), miembro de la Asociación cultural peña Romanillos de Medinaceli, colectivo que roza el medio siglo de vida. No acabamos de entender. «¿Tú sabes lo que se siente cuando oyes decir a alguien ‘me emociono por ver a mi hijo bailar la jota, pero también porque recuerdo a mi padre’?" Y ahora sí. Entendemos.

Ana Isabel Paulano.

Ana Isabel Paulano.HDS

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P. ¿Por qué hacen ustedes lo que hacen? Hablo de la Asociación Peña Cultural Romanillos de Medinaceli.

R. Creo que por dos motivos. Primero porque somos los herederos de la gente que fundó esta peña y asociación cultural en 1975. Y herederos también de esa cultura que nos han transmitido -que ha sido mantener viva la asociación-, por los vecinos, por la gente que, aunque vivimos fuera, volvemos al pueblo y transmitir convivencia sobre todo.

P. Están tan lejos que casi se salen del mapa y poco se conoce de lo que trabajan.

R. Sí, eso ocurre porque sinceramente hasta estos últimos años no nos han hecho caso. No sé cómo explicar esto. Hablas de Romanillos de Medinaceli en el norte de Soria y nos conocen, saben que existimos, pero los medios de comunicación no tanto.... Quizá es que no hemos sabido demostrar lo que hacemos. Entonces nunca se ha podido ver cómo una asociación cultural lleva tantos años activa y de esta manera, elaborando tantas cosas. Es cierto que este año se ha tenido un poco más de atención y se han sorprendido de que llevemos funcionando 48 años. No echo la culpa a los medios porque quizá nosotros hemos sido los primeros que no hemos sido capaces de mostrar lo que hacemos.

P. Casi medio siglo de vida y 42 años con un premio de poesía...

R. Y con un concurso de poesía que lleva 42 ediciones, una actividad dinamizada además por personas del pueblo. Tenemos nuestro grupo de danzas y jotas, con jóvenes y mayores implicados. También tenemos una mini coral. Es a nivel nacional e internacional, con más de un centenar de obras presentadas. La esencia de este concurso es el premio, que no el dinero. Ofrecemos al ganador que conozca el pueblo, le enseñamos lo que hacemos, le alojamos y le damos una placa conmemorativa. Eso la gente lo ha valorado mucho.

P. Habla de la herencia cultural que hay que mantener. ¿Cuesta tirar del carro o aquí no tanto como en otros lugares?

R. No cuesta tirar del carro. Quienes actualmente están en la directiva somos los herederos, la generación de hijos cuyos padres fundaron la asociación. Ellos inculcaron el por qué y para qué se hizo la asociación. Es tener una convivencia y una ilusión por conservar lo que se realizaba en nuestros pueblos, lo que hacían nuestros abuelos y disfrutar de un fin de semana. Hay gente que vive fuera y viene la mitad de los fines de semana del año. El fin de semana el punto de encuentro siempre es el local de la peña para todo. No nos gusta estar parados. Eso lo vimos en aquella generación que la fundó y nosotros lo estamos transmitiendo a la que viene detrás. Nuestros jóvenes participan en todo.

P. ¿Qué les ha supuesto en la moral y el orgullo el reciente Premio Colodra?

R. Es un reconocimiento y una alegría. Lo que hacemos lo hacemos para disfrutar nosotros, pero nos gusta que la gente de fuera también disfrute. Este año la muestra de oficios, la quinta ya, ha hecho que nos conociera mucha gente. Y eso nos animó a presentarnos al Premio Colodra. Este reconocimiento es un subidón para los que estamos, para seguir adelante, y para los que vienen por detrás, que están súper ilusionados de ver que esto se conoce, que ven que esto va a estar más vivo. Y sobre todo el reconocimiento a la gente de atrás, a los que nos faltan y a todos los que la fundaron.

P. Romanillos suena a alegría. ¿es Romanillos un pueblo alegre?

R. Romanillos es un pueblo alegre, divertido, acogedor. A la gente que lo visita le queda la sensación de que tiene que volver. Tenemos el caso de cuatro familias que han venido estos últimos años invitadas por otras y decidieron invertir en una segunda vivienda en el pueblo. Y están súper integrados. Creamos convivencia, buscamos alternativas, nosotros formamos nuestros talleres... La actividad y el hecho de reunirte crea ilusión. No es ir al pueblo, al bar a tomar algo y meterte en tu casa. Es que no entramos en casa para nada.

P. ¿Qué es lo más difícil de ganarle la batalla y plantar cara a la despoblación?

R. Sí, el problema existe. En el pueblo hay 20 vecinos viviendo, aunque quizá no lo notemos tanto porque volvemos al pueblo constantemente. Claro que hay despoblación pero no sentimos muerto el pueblo. Quizá porque sentimos que aportamos algo para frenarla. Hay España vaciada, pero creo que también los pueblos debemos aportar algo y, en este caso, no vemos esa sensación tan triste como en otros pueblos donde solo se ven volar las hojas y a los gatos callejeros.

P. ¿Qué encierra su pueblo que no ha encontrado en ningún otro (aunque sea adoptada desde hace 30 años)?

R. Muchas cosas... Es que es distinto. (¿En qué?). Es distinto en que la gente lo da todo. Diría que en la convivencia, es la base de todo lo que hay en este pueblo.

P. ¿Cuánto hay de Medinaceli en Romanillos?

R. No sé mucho esa historia. He oído que se llama así porque hay huellas romanas. El hecho de que sea de Medinaceli imagino que será porque años atrás las extensiones serían muy grandes e igual abarcaba todo el condado de Medinaceli.

P. ¿Qué nos dice el patrimonio de nosotros mismos? Hablo de un lavadero, de una fragua, de una ermita...

R. Nos dice mucho. Este patrimonio nos dice lo que fue Romanillos y sigue siendo, porque su patrimonio sigue activo y en uso: la fragua, el horno, el museo... todo es una exposición activa. Hemos aprendido a hacer oficios de nuestros abuelos. Una de las dificultades que encontramos en la Muestra de Oficios de este verano es que nos faltan los mayores. Antes los teníamos a ellos, que eran los que abrían la fragua, el horno, hacía el pan, los que hacían las cestas... Nos faltan todos. Hay solo dos o tres personas mayores de esa generación que hacían los oficios en el pueblo y están muy mayores. Hemos tenido que aprender nosotros; lo sabíamos de otras veces, pero no estando al frente de un oficio que hacía tu abuelo. Fíjate si el patrimonio está vivo y activo, que hemos enseñado cómo se lavaba, los aperos del campo, representar el pastoreo de hoy con un joven del pueblo que se ha quedado el pastoreo de su padre. Todo eso mantiene el patrimonio activo.

P. ¿Qué aprender de aquella generación que va dejando de existir?

R. Más que aprender hay que valorar lo que se hacía. Por mucho que lo queramos representar como lo hacían ellos no se va a poder, porque era su medio de vida y ahora solo una demostración. Creo que lo que nos han enseñado es a valorar la manera de como ellos vivían y nosotros intentar hacerlo igual. Valores para mantener vivo el pueblo y las relaciones de convivencia entre las personas.

P. ¿Queda gente de aquellos fundadores?

R. Creo que no. De los que fundaron no, pero de los activos en aquel momento un par de abuelillos. Puede que seamos la asociación más antigua de la provincia. Dentro de dos años haremos 50 y eso nos llena la boca de ilusión. ¿Sabes cuando hacemos alguna actividad o vemos a nuestros hijos bailar una jota? El mío es ya mayor, pero esta generación de jovencitos, cuando llegan al pueblo en julio y ya les han pasado vídeos las dos chicas que enseñan las jotas ¿sabes con qué ilusión llegan? Cuando el día de la poesía les ves bailar, las madres se emocionan y dicen 'me emociono por ver a mi hija, pero también porque recuerdo a mi padre. Cómo le hubiera gustado ver este momento'. Eso es lo que mantiene vivo este pueblo. Siempre nos acordamos de ellos. Siempre. Siempre.

P. Pregunta plural. ¿De dónde sacan ustedes las ganas?

R. Las ganas las crea el ambiente que hay, la ilusión de ir al pueblo. Si nos aburriéramos y no hubiera una relación de convivencia, de relación entre quienes vamos, quizá no existiría esto, pero sí lo hay. Son las ganas de compartir.

P. Subsistir, resistir... ¿A qué ayuda la ayuda a los pueblos?, ¿pan para hoy y hambre para mañana?

R. Es necesaria totalmente.

P. ¿Cómo se empuja a un pueblo?

R. Teniendo ganas y estando orgulloso de ser de ese pueblo y eso que no todo es bonito. También encuentras cosas negativas, pero no pueden con ello. (¿A qué se refiere?). En un pueblo estamos los cuatro que viven en él, los tantos que venimos manteniendo el pueblo activo durante todo el año y luego las personas que suelen venir 15 días en verano. A veces esas personas no entienden que se está todo el año ahí, manteniendo vivo el pueblo y se permiten criticar, no ya opinar, sino criticar o imponer. Eso es negativo y tienes que saber valorar que te vas a encontrar con situaciones así. Hay que hacer entender que todo el mundo es bienvenido, pero que no consiste en venir 15 días en verano, pagar una cuota anual y exigir cosas. La crítica dañina crea la parte negativa, pero hay que tirar con todo. Cuando uno se desanima, otro coge las riendas y así vamos funcionando.

P. Dígame algo que me sorprenda del sur, y más concretamente de Romanillos de Medinaceli.

R. El sur es la gran desconocida de Soria. Tenemos todo. No sé por qué es tan desconocida. Quizá es que no hemos sabido darnos a conocer, pero igual no es eso porque le ocurre a todo el sur.

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