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Entrevista. Montse Gil Tejedor

«Vas por la carretera y aún hay gente que se asombra de ver a una mujer llevando un tractor»

Late el campo soriano en el secano y el regadío, con apenas luz humana en muchos pueblos salvo las que, al atardecer, proyectan un tractor o una cosechadora. Con el cultivador a la zaga, piensa Montse que esta cosecha ha sido rara, pero sabe que vendrán otras, siempre con renovada esperanza. Agricultora profesional, hablamos con ella del futuro que hay en un puñado de tierra, del hoy y el mañana del campo en Soria, al que invita a pisar, juntos, al ministro y al consejero de Agricultura. "Una semana para que conozcan la realidad", dice.

Montse Gil Tejedor.HDS

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Soria

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P. Con mujeres como usted palpita el campo en Soria. ¿Cuándo deja de hacerlo?

R. Cuando se abandona la tierra, cuando se queda despoblado.

P. ¿Y cuándo deja de palpitar usted?

R. Cuando terminamos la faena. Cuando ya hemos dejado todo hecho y ya por fin podemos descansar. Mientras tanto, no.

P. Si voy donde ha estado cultivando esta tarde (24 de noviembre), ¿qué encontraré?

R. Encontrarás cariño y esfuerzo, pero ese esfuerzo no cuesta porque es algo que te gusta, es tu trabajo y lo has vivido desde bien pequeña. Lo haces con cariño y la ilusión de volver a tener una cosecha, esperemos que un poquito mejor que la de este año.

P. Lleva camino de los 20 años en Asaja, ¿qué ha aprendido en este tiempo?

R. Nunca dejamos de aprender, lo estamos haciendo todos los días. Siempre hay algo nuevo.

P. ¿Cuál es la crisis del campo que nadie conoce?

R. ¿La crisis del campo? Me da pena que no tengamos un relevo que nos vaya a garantizar el relevo. La gente joven no quiere entrar y no hay agricultores nuevos para suceder a la gente mayor que se va jubilando. Nos lo van poniendo cada vez un poquito más difícil. La pena es que esto no va por buen camino.

P. Bueno, usted pertenece a los Jóvenes Agricultores...

R. No lo digo por mí en concreto. Vamos viendo cómo la gente se hace mayor. (Ese problema lleva años encima de la mesa). Es una de las razones. Y otro de los motivos de preocupación es lo que a nosotros nos cuesta producirlo, cuando luego los precios son cada vez más bajos y nos queda menos dinero.

P. No dudo de que el margen será menor para el campo, pero yo cada vez compro más caro, también las patatas, la harina y los huevos.

R. Sí, es cierto que sube todo. Se pierde en el camino. A nosotros nos pagan bastante menos, pero al consumidor, como dices, le es cada vez más costoso llenar la cesta de la compra.

P. No vamos a entrar en los Premios Espiga y Tizón que este lunes desvela Asaja, pero sí en qué merece un tirón de orejas.

R. Estamos un poquito enfadados, entre comillas. En toda la ayuda por la sequía han dado un cien por cien prácticamente en todas las provincias y a Soria no ha sido esas cifras: nos han dejado con el 50%. (Seremos más guapos...). No sé lo que seremos, pero nos han dejado al margen de todo.

P. De todas las cosas en que uno puede perder el tiempo ¿en qué no lo pierde usted?

R. Yo me entretengo con todo. En el pueblo si no me entretengo con una cosa, me entretengo con otra. Soy de Carabantes y a mí el pueblo me encanta. Aquí me faltan horas. Si no es el huerto es el campo o en cualquier otro sitio.

P. ¿Cuándo se le quedó pequeño el huerto y pasó a la finca?

R. Mi padre falleció y fue por tirar del carro y salir adelante. Poco a poco me fui metiendo. No fue algo buscado, de decir 'me voy a meter en la agricultura porque sí'. Fue algo inesperado. Lo que ocurre es que yo me he criado aquí, en el campo, y quizá esto me hizo decidirme. Cuando no estaba mi padre traté de hacer las cosas como las hacía él.

P. ¿Aprendió entonces a llevar el tractor o ya sabía?

R. Ya sabía, pero la experiencia se coge poco a poco.

P. ¿Qué igualdad de género hay en el campo?

R. Yo no he tenido ningún problema. No he visto que me hayan discriminado por ser mujer. Me han tratado muy bien. Es algo que hemos hablando Ana (presidenta de Asaja) y yo. La verdad es que no nos hemos sentido que nos hayan hecho de menos. Pero sí llama la atención que tú vas por la carretera con el tractor, pasa un coche y se vuelven sorprendidos, como pensando 'uy, es una chica la que lleva el tractor'. Todavía sucede eso, hay gente que se asombra.

P. Una medida agraria impensable pero necesaria.

R. Nos lo van poniendo cada vez más difícil. Sería que nos mantuviesen unos precios respetables para poder tener más margen. Más que las ayudas, que cada vez son menos, me gustaría que dejasen unos precios respetables y estables. (Por lo que veo las cosas no cambian). Vamos para atrás y cada vez peor. Abono y nitrato se han duplicado. Te digo eso, pero también herbicida, gasoil. Es todo, un suma y sigue.

P. ¿Qué futuro hay en un puñado de tierra?

R. No te voy a decir negro, pero sí marrón. Tal y como están las cosas no veo mucho futuro. No, como no nos echen un cable y nos ayuden un poquito más, no lo veo.

P. ¿Qué momento del ciclo agrario le da más placer, la siembra, el abono, la recolección, el riego...?

R. Me gusta todo, pero lo que más placer y sensación de recompensa da es cuando cosechamos. Es el fruto de un año entero de sufrimiento, tanto meteorológico, como económico. Es un sin vivir, estar todo el día en un vilo. Hasta el último momento que no vas a hacer la recolección no sabes, si hay sequía, si viene una tormenta, cae una granizada y lo has perdido todo...

P. Es afortunada de saber vivir en la incertidumbre. Seguros mediante, es interesante.

R. Creo que lo hemos ido aprendiendo desde pequeños. Tienes que tener un saber conformar. No sabes cómo te va a ir. Lo haces todos los años y de la mejor manera posible, pero en el campo nunca sabes cómo te irá y no todos los años te sale igual. Hay más años que sale mal que bien.

P. ¿Y entonces por qué sigue en el campo?

R. Sigo porque hay que tirar hacia delante. A ver, si un año te ha salido mal, tienes que intentar coger fuerza para que el siguiente salga mejor.

P. Confiéseme una pena.

R. Me da mucha pena, mucha pena, mucha pena ver cómo los pueblos se van quedando sin gente. Hoy en concreto, cuando venía en el tractor, es que no ves ninguna luz. Cuando es verano, vacaciones o puentes, y todo el mundo viene al pueblo, hay luces aquí y allá, pero es que un mes de diciembre en el pueblo no ves a nadie. A nadie. Me da mucha pena que los pueblos acaben así.

P. ¿Esta falta de luz humana puede ser la marca diferencial del campo en Soria?

R. Sí, como bien dices, es esta falta de luz humana y nunca mejor dicho.

P. Ahora que hay tanta agua, ¿de qué tiene sed el campo?

R. No creas que hay tanta agua. Coseché el domingo, pensaba que había agua, pero no hay tanta. Está como superficial, por lo menos en mi zona. Aquí (Carabantes) no ha llovido tanto. En la medida que tiramos hacia abajo, que ya somos rayanos, no tenemos tanta agua. Me has preguntado de qué tiene sed el campo: de una buena cosecha.

P. ¿Por qué si o no hay que poner vallas al campo o, mejor, las dejamos estar?

R. A ver, veo injusto que nos tengamos que gastar en vallar una finca. Basta que tenemos pocas trabas, ésta es otra más añadida.

P. Luis Planas y Gerardo Dueñas. ¿Para qué sentaría juntos al ministro y al consejero de Agricultura?

R. Les invitaría a que convivieran con nosotros una semana y vieran directamente en el campo cómo se hacen las cosas y cómo son en realidad.

P. ¿Para qué guarda el escepticismo?

R. No siempre debemos creer lo que nos dicen. No siempre.

P. ¿Cuál es el primer apero del campo que tuvo entre las manos?

R. Tuve un aladro, con las mulas, o sea, un arado. Estoy viendo ahora una foto que tengo, con mi padre y las mulas. Me acuerdo ir con mi padre y mi abuelo, de pequeñita, con las dos mulas y el arado. Tengo la suerte de haber vivido eso. Era muy pequeña, pero lo recuerdo.

P. ¿Por qué en el campo también hay política? Y no me niegue la mayor.

R. ¡Buf, qué pregunta! En el tema político prefiero no entrar.

P. Si no fuera agricultora...

R. La verdad es que lo que hago me gusta. Si no, no lo estaría haciendo. Yo me veo aquí. Me veo en el campo, disfruto.

P. Algo habrá que le cueste.

R. Una de las cosas que más me fastidia es la cobertura, la falta de ella, mejor dicho. (Damos fe. Trece llamadas antes de poder contactar por teléfono vía WhatsApp el viernes 24). Creo que han sido más. Me estaba sintiendo mal por no poder contactar a la hora que habíamos quedado. Da mucha rabia.

P. Dígame una buena razón para ser agricultora.

R. Una buena razón es que trabajas para ti. Lo haces con todo el cariño del mundo, con tesón y esfuerzo, aunque no te cuesta porque te gusta y te tira desde pequeña. Hacer las tareas del campo me relaja y además eres tu propio jefe. Puedes disponer de tu tiempo y planificarlo.