Entrevista. Rosa María Adán Gallego
«La mujer rural de Soria es una torre mucho más alta y más grande que cualquier otra»
Urbanita, madrileña para más señas, hace más de medio siglo encontró en Covaleda una esencia vital que le marcó y acompañó de por vida. La presidenta de la Coral comarcal de Pinares derrocha ánimo y ganas de hacer, a la vez que habla de las peculiaridades de la formación más veterana de la zona. Saltamos de la música al medio rural, donde rompe una lanza, y las que hagan falta, por la valía de la mujer.
P. Quien canta su mal espanta. ¿Cuál ahuyenta usted?
R. Desde hace muchos años siempre espanto los males cantando. Siempre hay música en mi vida. ¿Qué males? Cualquiera de ellos, un mal día de trabajo, por ejemplo. He trabajado siempre de cara al público. Quizá alguna persona que no trata debidamente. Cualquier persona que está en activo siempre puede tener un mal día y hay que saberlo llevar. Primero con buen humor, que es importantísimo, y acompañando siempre la música.
P. Juntos pero no revueltos los pueblos de Pinares de Soria y Burgos en la coral que preside. ¿Cómo es la mezcla?
R. Estamos afortunadamente juntos y también revueltos. Esta coral es muy particular, formada por cerca de 30 personas de diferentes pueblos y provincias, Soria y Burgos, con peculiaridades diversas aunque haya pueblos que estén cerca. Pero la música tiene tanta importancia que une a todos, a través de ese saber estar. Y el saber estar a través de la música hace grandes amigos, que es lo que somos la Coral comarcal de Pinares.
La música puede con esas peculiaridades. Tiene 27 años de vida y ninguna agrupación de las que hay en la zona tiene detrás tantos años. Todo consiste en el respeto. La música allana todas las dificultades.
P. ¿Cómo es la vida en Pinares a ojos de una madrileña?
R. (Ríe). Un poco especial, pero se asimila muy bien. Ten en cuenta que llevo viniendo a Pinares los 52 años que estoy casada, porque entonces las mujeres no veníamos de novios a los pueblos o salías de viaje con él. Habitualmente o salías con carabina o casada. Llegué a Pinares ya casada, en julio, y en agosto fui a mis primeras fiestas de San Lorenzo en Covaleda. Luego mi marido es muy amante de su pueblo, pero tuvo que salir con 13 años fuera de aquí, a Madrid, afortunadamente también para mí porque fue donde nos conocimos. Yo me enamoré de la zona, de la gente, del entorno. Nuestros trabajos nos permitían terminar el viernes, yo de mi despacho en una compañía nacional y mi marido en una empresa que teníamos de reformas, y volver a Covaleda el fin de semana. Me aceptaron y me incluyeron perfectamente desde el primer momento. Tengo el ánimo de meterme en todos los vaivenes y todos los circos que se montan, siempre por apoyar la comarca, el pueblo, para sacar a la vista la zona rural. Es una zona con una riqueza impresionante. Creo que si estuviera mejor explotada la gente no emigraría.
P. ¿Y no es verdad que en esta orilla de la península se respira mejor?
R. Soy urbanita de nacimiento y lo que me aportaban los pinares el fin de semana era recargar pilas para luego enfrentar la semana. Y se respira mejor, por supuesto. La gente de Pinares tendría que recibir un canon por mantener el aire limpio
P. ¿Qué duda Rosa entre los pinos?
R. Si paseas integrándote en la naturaleza y sin pensar en otras cosas, no dudas nada. Aceptar lo que hay a tu alrededor y lo que viene es la mejor manera de vivir. Lo bueno, lo malo. Hay que aprovechar lo que se tiene, porque lo malo te viene a buscar solo.
P. ¿Cómo es sentirse urbanita pero a la vez estar entre los pinos como boletus entre un claro?
R. Muy fácil. Solo tienes que adaptarte. Creo que la gente se adapta. En Madrid la gente se siente madrileña nada más de llegar. No somos extremos. En Pinares me siento igual. Vengo de una zona donde no se cataloga por ser madrileña o de donde seas y eso te hace ser muy leal a lo que estás viviendo.
P. ¿La música coral une a pinares o ya era una piña antes?
R. Se va fraguando durante el tiempo. En estos 27 años la trayectoria ha sido larga y con toda la gente que ha pasado por la coral podríamos montar otras ocho o diez corales. Y todo ello se ha ido fraguando despacio. Primero se inició en Vilviestre del Pinar, con una escuela municipal de música que fue el origen; luego se amplió a otros pueblos, traspasaron la provincia de Burgos y llegó hasta Soria. Y ahora hay componentes hasta de la capital. La sede está en Duruelo de la Sierra, que es el limítrofe entre las dos provincias, y allí ensayamos todos los viernes a las 10 de la noche.
P. ¿La coral mira más a Soria o a Burgos?
R. Por igual. Estamos divididos en las dos provincias. Pero -es curioso- estamos mucho más reconocidos en Burgos que en Soria. Tenemos dos encuentros al año de la Diputación de Burgos, un encuentro de muestras de corales, las navidades del Ayuntamiento, que también nos proporciona algún concierto. No sé por qué.
No tenemos ayudas ni subvenciones de ningún tipo. Somos autónomos y gracias a la cuota y algún concierto que nos dan los ayuntamientos de la zona vamos viviendo. Con eso nos permitimos pagar a un profesional, a nuestra directora, Marta López Condado, que es serrana también.
P. ¿Hasta dónde crece una coral en 27 años?
R. Va por etapas. Dependiendo de las personas que vayan pasando tiene diferentes sonidos. Es diferente, pero es así.
P. ¿Por qué no quieren ayudas institucionales?
R. No creas que están a disposición de cualquiera. Nosotros ofrecemos nuestro servicio a Diputación, ayuntamientos, los de la comarca. Presentaremos un proyecto en Quintanar de la Sierra, para Candelas hacer un segundo encuentro coral, pero hay que trabajarlo cada año. También a la Diputación de Soria. En Soria solo cantamos en el Otoño Musical, gracias a que se acuerdan de nosotros, pero nada más.
P. Jubilada y le faltan horas en el día. ¿Cuándo terminaremos de creer que a partir de los 70 también se hace pueblo?
R. Yo me incluyo en todas las cosas que se pueda hacer algo. Estuve hace poco en las jornadas de mujeres rurales en Navaleno. La gente joven contaba que tiene los mismos problemas que en una ciudad, falta de vivienda, problemas para conciliar la vida familiar. Lo que ocurre es que en el pueblo se agravan. La mujer rural de Soria es una torre mucho más alta y más grande que cualquier otra, de capital y otra provincia. Tiene que defender la iglesia de su casa, el castillo de su casa. Si la mujer rural se va del pueblo, no vuelve; se puede ir el marido a trabajar a la ciudad y volver; el hijo a estudiar y volver; pero como la mujer rural levante su casa, no vuelve. Y hay que intentar por todos los medios asentar a la mujer rural en casa, en su pueblo. Darle los medios. Líneas de autobuses más frecuentes, servicio médico...
P. Y esto lo dice alguien de ciudad que ha echado raíz en pueblo, al igual que sus hijos.
R. Así es. Y los dos casados con sorianos. Mi hijo con una visontina, y mi hija con un chico de Covaleda. Yo lo que pediría a cualquier mujer es que no se quede en casa. La tristeza de la soledad en un medio rural es lo que más noto. Hay gente que la ves cuando sale el sol y casi de primavera en primavera.
P. ¿Qué voz tiene una asociación de mujeres en la vida un municipio?
R. La primera voz, más que la de la Alcaldía. Una organización de mujeres con una buena presidenta al frente levanta la vida social y cultural de un pueblo. Un pueblo que no cuida su cultura no tiene futuro; un pueblo que no hace por socializar a la gente no tiene futuro. Tienes que sacar a la gente de las casas. Si estamos a 8 grados, ¿qué pasa, que en Finlandia la gente no sale a la calle? Hay que vivir con el tiempo que te toca.
P. ¿Qué sueña cuando no duerme?
R. Ahora mismo en que tengo que enviar las felicitaciones de Navidad de la Coral a todos los pueblos y organismos de la zona, para darle visibilidad y recordarles que la Coral sigue estando viva. Los ayuntamientos cambian cada cuatro años y hay que hacerlo.
P. Hábleme de la resistencia de esta tierra.
R. Hay que resistir a lo que venga. Y a veces aguantar por no moverte de tu zona de confort. Tu zona de confort es tu casa, tu zona, tu monte, tu río Duero. Por ello resistes lo que puedas.
P. ¿Qué cuidado necesitan las asociaciones rurales?
R. Lo primero un reconocimiento en el lugar donde se encuentren. Si tu tienes una asociación, sea de bordadoras o de pelota a mano, valóralo. Trae cosas que les pueda interesar, de formación, de lo que sea.
P. ¿Cuál es el tono musical que merece la Navidad de 2023?
R. Todo en clave de Sol. Esta clave es alegría, es luz, es color. Es lo mejor que puedes desear, que todo el mundo esté en clave de sol.