Adoración García Pérez
«Hay una dolencia que nos sobra: cada vez hay más gente mayor sola»
Creía ella que la mascarilla era asignatura superada. Pero en contra de los pronósticos, y del sentido común, va a ser que no. Enfermera de raza, «de las que hacen todo por un abuelo» -dice alguien en la Redacción-, soriana de Canredondo, Dora deja alto el pabellón de una profesión no siempre reconocida. Se va con una dolencia «que nos sobra» y la seguridad de lo que importa, «la empatía».
Pregunta.– Vuelven a estar de actualidad las mascarillas. No sé si podré con ello.
R. Las mascarillas son necesarias, creo que deberíamos haberlo aprendido con todo lo que pasamos con el covid. Eso nos debería haber hecho ser más responsables sin necesidad de órdenes sanitarias. Si una persona está acatarrada y va a ir a una farmacia a comprarse un jarabe, hay que ponerse la mascarilla, por respeto a los demás.
P. ¿Por qué volvería, o no, a ser enfermera?
R. Lo tengo clarísimo: volvería siempre. ¿Por qué? Porque es una profesión en la que siempre he estado muy a gusto, es un trabajo que me gusta. Y creo que es lo más importante en la vida, que te guste, porque se pasan muchas horas.
P. ¿Qué le ha sido más útil en su profesión, la empatía o una jeringuilla?
R. En mi profesión lo más útil es la empatía y el saber escuchar. Creo que es lo más importante, a pesar de que el concepto que la gente tiene de esta profesión -aunque eso va cambiando un poco también- es como si solo estuviéramos para hacer curas y poner inyecciones, y como mucho tomar la tensión. Ese concepto tiene que cambiar. Falta mucho para avanzar y que la gente conozca de verdad esta profesión.
P. Libre ya de horarios y turnos, si tuviera poder para hacer algo, ¿qué sería lo primero?
R. La sanidad en el momento actual lo que necesita son profesionales. Y profesionales con puesto de trabajo estable.Es bueno para el profesional y súper importante para el paciente.
P. ¿Qué hacen ustedes que no se sabe ni valora fuera de consulta?
R. A nivel profesional creo que la población en general no sabe que la cualificación profesional de una enfermera es un grado. Es como cualquier carrera superior, con los créditos universitarios, con una formación muy amplia. Quizá un poco la culpa también la tenga la Administración a la hora de no ampliar competencias. Creo que somos profesionales preparados para asumir más competencias de las que actualmente hay. Yo confío en que eso irá mejorando.
P. ¿Cómo es ser enfermera de Primaria, qué la diferencia de otra área?
R. Es muy diferente. El trabajo de una enfermera en un centro de salud al de un hospital es muy, muy diferente. En el hospital es más variado porque hay diferentes servicios, y cada uno requiere su especialidad. En Primaria lo que es diferente es que los pacientes son siempre tus pacientes, siempre los mismos. Por eso decía que la estabilidad en el puesto es muy importante porque ahí es donde conoces de verdad a las familias al completo. El profesional tiene más recursos para captar problemas y aportar soluciones.
P. ¿Qué dolencia nos sobra?
R. Ahora, y en Soria precisamente por el envejecimiento de la población, la soledad. Hay mucha gente sola. Cada vez hay más gente mayor sola.
P. ¿Qué inyección que no sea de moral hace falta?
R. Es muy complicado. Está cambiando mucho la mentalidad de la sociedad, ya llevamos muchos años. Ahora lo ves en el día a día en el trabajo. El porcentaje de familias que pueden, o que quieren o que se complican la vida teniendo a un mayor en casa cada vez es más reducido. Solucionar el problema de la soledad es complicado, porque la vida es más complicada.
P. Aquel día que se fue a su casa sin saber muy bien qué sentía.
R. Pasa, pasa, sí. Cuando llevas muchos años... Estuve 15 años en Gómara, que empecé a trabajar allí y luego el resto, hasta los 45, he estado en Soria con los mismos pacientes. Entonces se crea mucho lazo emocional y cuando ocurre un problema de salud importante, has acudido a un domicilio por un problema de salud urgente, lo has derivado al hospital en ambulancia y has visto el panorama que se queda en casa, sales mal del trabajo. Te afecta. Cuando llevas muchos años siempre hay implicación emocional.
P. ¿Cómo ve que la hayan impuesto de nuevo la mascarilla en determinados lugares?
R. Claro, es que mientras nosotros, la población en general no seamos... iba a decir responsables, pero es que hay que usar el sentido común. Mientras no seamos capaces de usar el sentido común y nos tengan que imponer algo tan sencillo, tan tonto, es que algo se está haciendo mal.
P. Una amiga mía dice que de la gripe se acaba sanando; pero la tontería no hay quien la cure.
R. Es así. Yo hoy he ido al tanatorio y me he llevado mi mascarilla en el bolsillo. Me da igual que se piense que estoy con el covid. Es algo que nos tendremos que meter en la cabeza y para siempre. Todos los inviernos vamos a tener virus.
P. Un buen contagio, a ver.
R. De muchas cosas haría falta. De solidaridad, de empatía. Empieza a faltar humanidad.
P. Ahora que les dejan recetar Ibuprofeno, va y se jubila.
R. (Ríe) Y Paracetamol. Esa pregunta es buena porque es una de las cosas que no tiene sentido, que no aumenten competencias a profesionales de verdad preparados. ¿Cómo entiendes que seamos quienes controlamos que un abuelo o un paciente tome tres o cuatro medicamentos y sea la enfermera la que controla si los recoge en la farmacia, si los toma, cómo y luego no pueda renovar una receta cuando tienes acceso a todo? Hay muchas competencias en las que espero y confío que vayamos avanzando. En competencias y en sueldo. Y en la consideración del grado que realmente tenemos.
P. ¿Cuántas veces ha sentido que el paciente se fiaba más de usted que del médico?
R. Muchas veces. Pero eso es cuando empatizas con el paciente. Luego la consulta de enfermería es más consulta programada, así que también tiene más tiempo que el médico. Te da más margen para dejarle hablar, para que el paciente se encuentre más relajado. Además hay cosas que, como mujer, se han atrevido a contarme a mí y no al médico si era hombre.
P. Derecho a la libertad de religión del paciente, y compromiso de la enfermera con la sociedad y el paciente en pro de la vida. Ahí lo dejo.
R. Por supuesto, el derecho a la libertad de religión del paciente. (¿Y si en ello le va la vida?). Ahí ya entra el juzgado. La decisión es... Si llegamos a la eutanasia, fíjate todo el cribado que tiene que pasar antes. También existe la posibilidad de hacerte objetor, si tú no quieres perjudicar a los pacientes y tienes unos pacientes con unas creencias que no coinciden contigo lo honrado es decírselo al paciente.
P. ¿Cómo se entiende que alguien vaya a curarse a una consulta médica y deje un herido?
R. Ya, ya... (¿A usted le ha pasado?). Nunca he tenido agresiones. Alguna situación difícil en una guardia por la noche en Urgencias, sí. Debería haber seguridad en los centros de salud, que no la hay.
P. Recuerde aquella situación más que embarazosa de su trayectoria.
R. Fue hace muchos años con unos padres. Tuve que estar unos dos meses insistiendo, yendo a su casa muchas veces para que me dejaran vacunar a sus hijos. Es lo que más dificultoso recuerdo. (¿No se daba usted por vencida?). No, no, no. Al final lo consiguí con la ayuda del director del colegio al que iban. Les vacunamos en el colegio. Y todavía no estaba la moda del rechazo a las vacunas.
P. Lo mejor que se lleva de su trabajo.
R. He sido feliz. No me ha costado levantarme para ir a trabajar nunca. Eso sí que es suerte.