Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. Raquel Salvador Esteban

«En el manual de instrucciones de un móvil falta el capítulo de la gestión emocional»

Reconoce lo complicado que resulta vivir sin uno, sin esa extensión de nosotros mismos con la que convivimos llamada (teléfono) móvil, máxime cuando -y es su caso- es también herramienta de trabajo. Aun así, Raquel se ha embarcado en una ardua tarea, impulsando Adolescencia Libre de Móviles. El foco está en el nombre de esta asociación, sin perder de vista una conciencia crítica que también necesita el adulto.

Raquel Salvador.

Raquel Salvador.MARIO TEJEDOR

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Pregunta.– Vamos a hablar del móvil y le confieso que no sé vivir sin él.

R. Me ocurre igual. Llegó para quedarse y nos ha cambiado a todos, nuestra manera de relacionarnos y más cosas. Es verdad que a nosotros, como padres, este movimiento ciudadano está viendo lo que pasa, y también a los adultos. Es que al final no podemos vivir sin ellos, pero en pleno desarrollo de un niño no le podemos entregar estos dispositivos así, sin control. De ahí surge la preocupación como padres, que no queremos que nuestros hijos acaben con esa adicción. Se trata simplemente de que no se perciba como normal, o socialmente instalado, proporcionar un smarphone a nuestros hijos en caso de Primaria, Secundaria; por ello nace este movimiento. Es proponer un pacto de familia que pueda retrasar la entrega. Como asociación para nada somos un movimiento antimóvil, no estamos en contra de la educación digital ni se pide una prohibición, pero sí generar una conciencia crítica.

P. Entiendo que de cara a los hijos y a uno mismo.

R. Adolescencia Libre de Móviles está centrada en la parte de los adolescentes, pero la conciencia crítica es necesaria en general. Se está generando en la sociedad un problema que no sabemos controlar. El móvil es maravilloso, pero miro a mi alrededor y veo que tenemos un problema. Puede ser que se nos esté yendo de las manos. ¿Cómo estamos socializando? Creo que deberíamos tener esa conciencia crítica también para adultos. No podemos decir a nuestro hijo que hasta los 16 no va a utilizar un móvil y que vea en casa que los padres están enganchados.

P. ¿Se puede vivir sin él?

R. A día de hoy creo que no. Si quieres estar conectado a un posible trabajo o hablar de cosas importantes, como cuestiones de la escuela de nuestros hijos… al final todo está incluido en el chat. Yo tengo un negocio y me baso en la publicidad que uso a través del móvil e Internet. Y cuando concierto citas con mis clientes, al final, la herramienta de gestión y de comunicación con ellos es a través de WhatsApp. Hoy es muy complicado vivir sin el móvil.

P. ¿Qué capítulo falta en el manual de instrucciones de un teléfono móvil?

R. (Ríe) Lo que falta es la gestión emocional. Nos sueltan un móvil, hablando en general, y ya está. En Europa, en otros sitios no es así, llega un punto en que todas las personas tenemos un smarphone para todo en nuestro día a día: para ir en el coche con un gps, para comunicarnos, para búsquedas on line, pero nadie te dice ‘ojo, puede crear adición’, te hablo del uso de redes sociales. Nadie te explica cómo usar un teléfono móvil de una manera responsable y que no nos haga daño.

P. Adolescencia Libre de Móviles. Mejor dicho, sin Internet hasta los 16. ¿Es posible?

R. Es por lo que abogamos. Sí es cierto que el movimiento es inclusivo, no es antimóvil. No queremos que algunas familias, porque ya le hayan dado el móvil a sus hijos, digan ‘paso’. Queremos que sea un movimiento ciudadano donde las familias, de todas las realidades (no hay familias mejores, ni peores, ni culpables) hagan un pacto, un compromiso de hacer ese acompañamiento responsable y concienciar sobre el uso de las aplicaciones, sobre todo hablando de redes sociales.

P. ¿Qué necesita un chaval de 16 que le satisfaga más que un móvil?

R. Es muy difícil. Una de las cosas que querríamos hacer en la asociación es explicar a los chavales lo que se pierden al estar todo el tiempo delante de una pantalla. La asociación nace hace unos meses y una de las partes más importantes es decirles que no están relacionando de una manera sana, que esto puede estar asociado a su sociabilidad, a su concentración, que deberían estar más en contacto con la naturaleza, el deporte. Ellos pueden ser capaces de decir a través de una pantalla muchas cosas que no dirían en persona a alguien. Que esto les llegue a ello, promoviendo actividades para dar alternativas a las familias.

P. ¿Cuál es la cara más perversa del artefacto?

R. El acceso a contenidos inapropiados. (Entiendo que por parte de quien no sabe utilizarlo). Que tienes a tu disposición poder ver cosas horribles.

P. ¿Y la mejor?

R. Poder estar en contacto con seres que están lejos de ti.

P. ¿Quién tiene la culpa de que los hijos no utilicen bien el teléfono?

R. Al final son las familias, pero no creo que se pueda cargar toda la responsabilidad en ellas. Aquí falta legislación, porque ni siquiera nosotros hemos recibido formación.

P. Raquel, ¿qué nos dice el móvil de nosotros mismos?

R. La capacidad que tengo de control, quizá. Si me centro solo en el móvil, soy una persona que sí puedo controlar eso.

P. ¿La vida sin móvil es más o menos vida?

R. La vida sin móvil es más vida.

P. ¿Más poderosa con un móvil o sin él?

R. Me siento más poderosa sin. Muchas veces salgo sin él y me siento libre. Luego se me enfada gente porque no me he llevado el móvil, pero yo me he sentido bien, tranquila, sin estar pendiente de él.

P. Hablemos de usted. ¿Cuándo supo que tenía que controlarse?

R. Una vez sí sentí que tenía que controlarme, cuando he tenido el Instagram puesto y he notado que no podía dejar de parar de mirar cosas relacionadas con mi trabajo.

P. ¿Premio o castigo?

R. El móvil no debe ser ni un premio ni un castigo. Ninguna de las dos cosas.

P. ¿Sabe cómo se calla un pequeño de un año en carrito con un móvil en las manos?

R. Lo he visto y me dan ganas de ir a hablar con esos padres. (Ríe). Por suerte, y me considero orgullosa, los míos tienen siete y nueve años, no usan el móvil y nunca les he puesto un móvil en las manos para que se callaran. Pero lo veo alrededor de mí y me apetece ir a hablar con esos padres. Igual que se han callado con la pantalla les podían haber dado un puzzlecito o cualquier cosa de juguete. Eso sí, pero una vez que se les ha dado no hay marcha atrás. De todos modos, no me quiero meter en lo que hacen los demás, pero bueno…

P. ¿Y no ha tenido que lidiar con alguna contradicción siendo fotógrafa y teniendo el móvil como herramienta?

R. Sí, pero de cara a los menores de mi casa no ven cómo lo uso en mi horario de trabajo. Y cuando estoy con ellos, el móvil está en la cocina o arriba, donde tengo mi trabajo.

P. ¿Problema de salud pública?, ¿no exageramos?

R. Es un problema de salud pública y hay informes que lo corroboran, de Unicef, Save The Children, Fundación Anar. Y aquí en Soria también. Tendemos a pensar que en una ciudad pequeña estas cosas no pasan y yo creo que sí. Observas a tu alrededor y ves a niños todos el rato con las pantallas, andando por la calle. Sí. Cierto es que en Madrid, por ejemplo, es más exagerado el tema, pero no podemos pensar que aquí no pasa. El problema es el mismo que en cualquier otro lugar.

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