Entrevista. Jaime Lapeña Angulo
«Me siento como pez en el agua detrás de la barra y también tranquilamente pescando en el río»
Vadea este hombre corrientes fluviales con igual soltura que el comedor de su restaurante. Pescador ‘nacido’ a orillas del Rituerto, se siente hijo del padre Duero y se deja llevar por el río de la vida: dice que le enseña paciencia. Hablamos del arte de la caña y el de la cocina, de terrazas y de truchas. También de la pesca sin muerte y del Campano, que él impulsó hace casi un cuarto de siglo.
P. ¿En qué idioma le hablan los peces?
R. Yo siento que me hablan los peces, sí. Tengo un dicho: cuando la vaca muge, el perro ladra y el grillo canta, buen día de pesca. ¿Qué me cuentan? Los peces me cuentan paz, me hablen o no me hablen. Estando en el río siento paz y tranquilidad
P. ¿De qué río es usted?
R. Soy del Duero, del padre Duero. (¿Me lo explica?). Me he criado ahí. Mi padre nació en Valdespina y siempre nos ha llevado allí. Este año he ido cinco veces a pescar y allí. No encuentro mayor remanso de paz que estar en ese lugar
P. ¿Qué nombre soriano pondría a un plato con pescado autóctono?
R. No soy de comerme los peces. Los peces del Duero no se tocan, los peces autóctonos no se tocan.
P. Oiga, ¿dónde se siente como pez en el agua?
R. Me siento como pez en el agua detrás de la barra, en mi negocio. Y me siento como pez en el agua, tranquilamente pescando.
P. ¿Qué encuentra pescando, además de truchas o cangrejos?
R. Encuentro recuerdos de mi infancia. Cuando eres un niño y te desplazas con la bicicleta hasta el primer río que encuentras, que es en Torralba de Arciel y en aquel momento el Rituerto llevaba agua. Llegabas allí con tu bicicleta, con el aparejo preparado que había hecho tu padre, y de repente ves que el anzuelo se ha perdido por el camino. Y tienes que volver o apañarte buscando un alambre en cualquier parte de la zona e intentar unir el sedal a ese alambre que tu curvas con tus dedos... Eso encuentro pescando.
P. De todos modos, para ser del Campo de Gómara, según cuenta, ya le gustan los charcos.
R. (Ríe). Me gustan los charcos, por supuesto. Íbamos prácticamente a un charco, mi padre y mis antepasados hablan de que el Rituerto era un río de la leche. Y yo, que tengo 53 años, no conozco ese río de la leche... Recuerdo un pequeño pocito donde había bermejillas y ahí echábamos campeonatos mis amigos y yo a ver quién cogía más.
P. Al pescador y al hostelero. ¿Por qué hemos dejado de comer pescado o no comemos tanto?
R. En hostelería cada vez se come mejor pescado y es uno de los productos más demandados. La gente cada vez cuida más e intenta comer mejor; el pescado es muy nutritivo y bajo en calorías. Y el pescador quiere la conservación de las especies.
Si el cazador pudiera no matar la pieza, seguro que también lo haría. Tenemos esa suerte, que podemos pescar y podemos devolver. Imagino que si el cazador pudiera dejar himnotizados a los animales y volver a cazar otra vez, también lo haría.
P. No a todo el mundo le gusta pescar sin muerte.
R. El Campano Soriano se crea en el año 2001 o 2002. Viene de una iniciativa privada, de parte mía, en colaboración con Enrique Romera, Jesús Aldea, Diego González, Aladino Mínguez... Vemos que hay un aliciente turístico, a Soria venía mucha gente a pescar y no sabíamos la gente que venía. No sabíamos que teníamos unos ríos tan buenos. Yo como hostelero y gran amante de mi ciudad y de mi provincia me gustaba que viniese gente a visitarnos. Y pensé en aportar mi granito de arena con una actividad para que llamara mucho la atención a la gente, y viniera a pescar a Soria.
Me acuerdo perfectamente de que en una ocasión, que coincidió con Semana Santa, pongo la radio y los entrevistados decían dónde iban a pasar el fin de semana. Uno de ellos (lo recuerdo y se me pone la sangre de gallina) dice 'yo voy a pescar el Campano a Soria'. Era a nivel nacional y eso me impactó, pensar que lo que yo propuse había llegado. Ahora con Internet hay más proyección de todo, pero hace 15 años costaba llegar al público. A mí me impacto aquello: 'Me voy a Soria a pescar el Campano soriano', cuando era con muerte. Luego eso ha tenido una gran repercusión. Creo que el Campano soriano, como club, como evento, será uno de los mejores de España, en cuestión de pesca hablo.
P. ¿En qué nada a contracorriente?
R. Creo que nunca he estado ahí. Siempre me ha interesado y he sido estudioso de las tendencias, mirar lo que pasaba en las ciudades grandes y, en cuestión de hostelería, me ha gustado ir por delante. He intentado subirme al tren de las tendencias que había en cada momento. No me gusta estar obcecado en algo, ni ir a contracorriente. Cuando algo no vale, no vale. Lo fácil es estudiar las nuevas tendencias que hay en ferias y demás y sumarse a ello. Tú puedes tener un producto espectacular, que si ese producto no se vende no vale para nada.
P. ¿Con la pesca sin muerte se humaniza el humano o el pez? Una trucha asada está deliciosa.
R. Las truchas donde deben estar es en el río. Vamos a puntualizar. Mi padre tiene 80 años, es pescador y le gusta ir a pescar al río y llevarse su trucha, que es la única o una de las pocas que va a capturar en toda la temporada. Los pescadores que son capaces de capturar 70 u 80 truchas porque se lleven una trucha o dos a casa no va a pasar nada. El problema es que cada pescador se llevara todas las truchas que pesca.
P. ¿Urge más inventar nuevos ríos o una nueva hostelería?
R. Los ríos son los que hay y la hostelería avanza cada día a pasos agigantados. Para hacer unas buenas lentejas, tienes que tener unas buenas lentejas y un buen cocinero. La hostelería no es la profesión que más avance tiene. Lo que ocurre es que todos los hosteleros somos grandes supervivientes y grandes innovadores y buscamos darle vueltas a todo. Hacer un torrezno innovador, una trucha innovadora... pero al final la materia prima es la materia prima. Los ríos son los que son y lo que hay que hacer es respetar.
P. ¿Dónde le lleva el río de la vida?
R. Me lleva a ser cada día más paciente, a pensar que las cosas no se consiguen de hoy para mañana y me imagino que en un futuro a un feliz descanso.
P. El momento perfecto de un día de río.
R. Que te llamen tus amigos y pregunten dónde estás para ir a comerse unas chuletas contigo, o un bocadillo.
P. Su santo es el 25 de julio, que además de Santiago es San Jaime. ¿Cómo anda de patriotismo... soriano?
R. Soy soriano a tope. Pienso que hemos tenido la suerte de tener muy buenos deportistas en Soria, buenos toreros y muy buena gente. Me gusta mucho apoyar a todo el que triunfa en Soria; me encanta; me desvivo. Por la gente que le falta la oportunidad, la que hay que valorar, porque aquí tenemos un buen entrenador de fútbol que es Pablo Machín, porque tenemos a Abel Antón, a Fermín Cacho, a Rubén Sanz, a José Luis Palomar... Todo eso deberíamos ponerlo más en valor de lo que hacemos. Creo que el problema de Soria es ése, le falta poner en valor lo que tiene.
P. Estoy en parte de acuerdo con usted, pero no le veo ahora yendo con su amigo Pablo Machín marcha atrás con un coche después de una noche de fiesta.
R. (Ríe). Ese fue mi hermano. (Lo siento, disculpe). Has fallado, has fallado.
P. Si le pregunto por las terrazas ¿qué me contará?
R. Ahora nos quedamos sin terrazas, de momento. La normativa de la pandemia decayó y a todos los que teníamos terrazas en la zona azul nos las han quitado. Si es normativa, es normativa. Creo que el Ayuntamiento ha intentando prorrogarlo al máximo, a través de Foes, y no se ha conseguido. A mí me ha perjudicado enormemente, sobre todo en los días que vienen de fiestas de San Juan. Pero el Ayuntamiento también tiene que mirar por él. Esas terrazas estaban en zona azul y si viene un coche de arriba, hay un accidente y se llevan a un cliente, lógicamente ellos tienen que cubrirse las espaldas. ¿Que nos va a perjudicar? Enormemente. ¿Que pueden hacer otra serie de cosas como han dicho que iban a hacer, ampliar aceras para las terrazas? Poco a poco. ¿Que nos ha pillado muy mal? Pues sí. Pero con el recurso del pataleo no se hace nada. Hay que seguir trabajando, innovando y haciendo cosas. Si la gente no puede venir a comer a tu casa, llévale la comida a la suya. Y eso es lo que hacemos nosotros.
P. ¿Qué pregunta no hay que hacerle nunca a un pescador?
R. ¿Cuántas llevas?, ¿pican?, ¿pican?
P. ¿Quién saca lo peor de usted, el pez que se le escapa o el cliente que se va sin pagar en el Garoa?
R. El cliente ya no se va sin pagar. Me saca lo peor de mí... no lo sé. La verdad es que no lo sé.
P. ¿A qué le tiene miedo?
R. A la salud de mis hijos. Solo pienso en eso, en que toda mi familia tenga mucha salud. No tengo miedo a nada más. Al coche le tengo mucho miedo.
P. ¿En Soria somos más de carne o pescado?
R. Somos más de carne. Aquí tenemos el torrezno, con unos consumos estratosféricos; la cochinilla frita es típica; el cordero; el toro. En nuestro restaurante el rabo de toro es uno de los productos más demandados.
P. ¿Cuesta más aprender el arte de la caña o el de la cocina?
R. Creo que el arte de la cocina. Aunque yo no soy cocinero, el arte de la hostelería va muy rápido. Cada día la gente sabe más y tiene mucha información de lo que va a comer.