Entrevista. Luis Florencio La Orden
«El Motorbeach me deja ganas de más y me recuerda las acampadas de mi infancia»
Vive en Vinuesa por el pino y el monte -principalmente- y amarra su libertad a la moto. Mal verbo parece, lo sabemos, pero el único capaz de mostrar lo indisoluble de ambos términos. Él es el vínculo soriano del Motorbeach, un festival, un estilo de vida, una música, una energía que ruge o calma. Una moto y la libertad. Aquí Luis, en parte; y en unos días, el Motorbeach Festival en Vinuesa, por entero.
Pregunta.– ¿Cómo arreglamos el mundo subidos a una moto?
R. ¿Cómo se arregla el mundo? Pues viajando y viajando; viendo, consumiendo en los sitios. ¿No es eso lo que hablamos? Mezclándote con la gente, viendo un poco la cultura de cada zona.
P. ¿Es posible?
R. Creo que sí, que con voluntad todo se puede.
P. ¿Qué pinta un hombre de monte como usted subido a una moto?
R. ¡Uf! Libertad. La moto es libertad. Es otro rollo diferente y el que lo conoce lo siente.
P. ¿A qué se parece?
R. No se parece nada y es como todo: cada cada cosa tiene su aquel. La moto es sobre todo libertad.
P. ¿Cuándo tuvo la primera?
R. En casa siempre las ha habido, de mi padre, de mi tío; siempre ha habido una moto. Desde bien pequeño ha sido una herramienta más. Es otro medio de transporte que al final se disfruta. La moto es sobre todo libertad.
P. ¿Le lleva más lejos la moto o el pino?
R. No sé qué decirte. El pino es casa, la moto es libertad, es un viaje. Pero no sé qué me podría llevar más lejos... Venga, la moto. (Le recuerdo que está en Vinuesa). Ya, ya, ya... El pino se disfruta todo el año y la moto cuando te montas.
P. Hablemos del Motorbeach. ¿Qué pinta un pinariego en la organización de un festival tan potente como éste?
R. Pues hombre, es colaboración más que nada. A mí me parece que es un motor muy importante para la zona porque atrae a mucha gente. Lo primero es el sentimiento común del mundo de la moto y luego está el hecho de que esa atracción de mucha gente al final es un bien para la comarca. Todas las pequeñas cosas que se hagan son motores para la comarca. Y todo esto hay que apoyarlo desde dentro, desde el pueblo y desde la afición de cada uno.
P. ¿Cómo empezó en ello?
R. Por amigos y conocidos. Suena el teléfono, te solicitan colaboración y, cómo no, todo lo que sea, tanto para el mundillo de la moto como para la zona. Y ahí estamos metidos en el barro.
P. ¿Cómo alivia el polvo que traga? Tradúzcalo en los sinsabores del día a día.
R. Lo alivio sobre todo con el monte, con un paseo por el monte. Eso alivia cualquier sinsabor del día a día. De hecho vivo aquí por ello.
P. ¿Le da más orgullo Lubia o Vinuesa?
R. El sentimiento a Vinuesa es el aire que se respira. Es lo que se pisa. No es un sentimiento que engancha; yo aquí me siento como en casa, para mí es mi casa. Al final todos somos familia y todo eso engancha. Soy de Lubia por la familia, pero me he convertido también por la familia en visontino. También me siento así.
P. ¿Qué tiene de inadaptado usted? Lo digo por cómo se vende el Motorbeach de sui generis, participantes peculiares e inadaptados.
R. Tengo de todo y de nada. Complicado eso ¿eh? La zona donde se hace engancha mucho y el ambiente que se crea durante los días del Motorbeach es una hermandad entre motos. Ese colegueo, la música, el ambiente que se vive ahí, el pantano, el pinar... La mezcla que se crea es para probarla y repetir.
P. ¿Por qué Vinuesa?, ¿qué tiene para que así sea?
R. Pues eso me sigo preguntando yo todos los días. No no sabemos qué es, pero es un todo por lo que se vino a este hermoso lugar. (Además del entorno, el acogimiento también será determinante, entiendo). Por supuesto, se le puede preguntar a los establecimientos, hoteles bares, restaurantes. Creo que todo el mundo lo ha acogido muy bien, porque todo esto atrae, como decimos, al ambiente del moto -que es un ambiente muy de jolgorio- , muy bueno. Y digo yo que esto también lo apreciarán, cuando cada año que se repite, aumenta el número de asistentes.
P. Un atractivo entre pinos antes que en la playa.
R. Hablándolo con gente que ha venido, agradece muy mucho el venir aquí. Las temperaturas que tenemos dan mucho juego, estar en el conjunto del pantano, que lo mismo te estás bañando, que te tumbas a una sombrita y se está en maravilla. Con la moto se suben a a la Laguna Negra, al Punto de nieve; a Montenegro. Se mueven mucho, es un viaje concentrado porque en tan pocos kilómetros hay mucha diferencia y a la gente gusta.
P. ¿A qué rinde culto, además de al mundo del motor en este alternativo festival en el que se vuelca?
R. Soy aficionado a otros tipos del mundo del motor, me gusta también la nieve, viajar mucho. También la música en general.
P. Hablemos del monte en Soria. ¿Qué le falta o que le sobra?
R. Creo que no le sobra nada. Le faltaría más atención. Se podría invertir bastante más en el monte en cuestiones de mantenimiento. Creo que el monte es un recurso de vida y, en general, no se está cuidando todo lo que se debería.
P. Un apunte para potenciar el recurso.
R. Haría algo para potenciar más su turismo. Aquí tenemos una maravilla de monte que se puede aprovechar muchísimo más para el turismo. Aunque ya se está empezando a hacer mucho senderismo y rutas, se podría impulsar más.
P. ¿Por dónde le entra el rugir de una moto y hasta dónde le llega?
R. El rugir de una moto me entra por las manos y me llega el corazón.
P. ¿Qué espera desde hace tiempo?
R. No sé. Espero hace tiempo más empatía entre seres humanos.
P. Piense dos palabras.
R. Libertad y calma.
P. Dígame lo que le deja a usted un evento así.
R. Mi colaboración es completamente altruista. (No hablo de dinero). A mí lo que me da el Motorbeach es que me deja ganas de más. También porque este festival tiene puntos que me recuerdan a mi infancia, cuando se podía acampar en el pantano, aquellas acampadas que se hacían en Herreros, en Playa Gamella. El Motorbeach me deja con ganas de más porque se podría expandir mucho más.
P. Con orden y concierto.
R. Así es.
P. Traiga al idioma soriano estos festivales que se anuncian en inglés: lifestyle Motobeach.
R. ¿Al idioma soriano? Viene a ser un ‘vive, disfruta la vida y deja vivir’. Sobre todo es buen rollo.
P. ¿Y qué deja en Vinuesa? (Ahora sí).
R. Motorbeach supone un pequeño motor económico para Vinuesa y la zona, porque la gente se mueve en los días del festival. No hay parque en el pueblo o terraza donde no haya motos aparcadas y meneo. Un montón de motos apartadas subiendo, bajando... Vayas donde vayas por la comarca se ve movimiento de moto. Todo eso es vida.
P. ¿Qué diferencia este festival de otros de su estilo?
R. Hay una cosa que me llama mucho la atención de este festival y de otros, ¿eh? Para que te hagas una idea, aquí no hay personal de seguridad. Yo he ido a muchos festivales y en todos, siempre, hay personal de seguridad. Es algo muy relevante que aquí no existe. No hay personal de seguridad. O sea, esto ya dice bastante.
P. ¿Qué lectura hace de eso?
R. Si no lo hay es porque no se necesita. Hay gente de todo tipo, desde el motero solitario hasta familias que vienen con los niños. El ambiente es de todas las edades, aunque vaya también un poco en torno al rock. Son las motos, una amalgama de todo junto.