Entrevista. Pedro Rodríguez Vázquez
«No hay conciencia de dónde sale la sangre: ‘se comprará en algún sitio; voy, me la ponen y ya’»
En el universo de los glóbulos blancos, rojos y plaquetas, estaría entre los segundos. Pero en el país en que habita es un donante de sangre anónimo, algo menos ahora al coger las riendas de la Hermandad de Soria. Hablamos con este ingeniero industrial de cómo llegó a la causa (una transfusión salvó la vida de su madre) y de cómo ganar donantes a partir de la gestión de datos. Difícil pero no imposible.
Pregunta.– Cuénteme cómo fue aquella vez que le dio valor a la sangre.
R. Fue por una enfermedad de mi madre, que le tuvieron que poner una transfusión de sangre en el hospital. Era porque le faltaban glóbulos rojos en la sangre. Ahí vi lo importante y el valor que tenía que alguien donara sangre y, en este caso, para que mi madre pudiera recibir una transfusión.
P. ¿Qué es lo que le ha terminado de mover para encabezar la Hermandad de Donantes de sangre en Soria?
R. Yo quería hacer algún tipo de voluntariado, ayudar en alguna asociación o cosa relacionada, que apoyara a otras personas. Me pareció interesante la Hermandad de Donantes, fui a una asamblea, faltaba gente en el grupo de gobierno de la hermandad y me postulé como vocal. Luego ha coincidido que Luis (por José Luis Molina) ha decidido dejarlo después de tantos años en los que ha hecho un buen trabajo. Al final de la reunión me postulé y los compañeros me eligieron.
P. Sin hablar exclusivamente de sangre ¿de que se siente dependiente?
R. Creo que de mi hijo, para mí es todo.
P. El efecto para uno mismo, y aunque sea lejano, que nos deja una donación.
R. Sientes que vas a ser útil a una persona que necesita sangre, a alguien enfermo y vas a conseguir mejorar su salud, porque tú has tenido la voluntad de hacer un acto altruista. No sabes a quién vas a ayudar.
P. Dígame lo último que le ha trastocado la vida en cualquier sentido.
R. No sé, tampoco tengo una vida muy compleja ni muy complicada. No sé si es malo o será una suerte.
P. ¿Se le ocurre cómo impulsar la donación de sangre?
R. No sé. Hay algo en lo que tengo mucho interés y que hemos hablado con muchos compañeros de la hermandad. La sociedad se mueve muy por la inmediatez, por las redes sociales. Y por la gestión de los datos. Es un tema que me interesa, también desde el punto de vista profesional, en el que intentamos trabajar. Empresas como Amazon buscan que te enganches a partir de los datos que tienen. Creo que en la donación tenemos que avanzar por ese camino de la gestión de datos. No directamente la hermandad, sino el Centro de Hemodonación. Creo que es posible sacar más partido a los datos para afinar más. Verlos como hacen las empresas, buscando enganchar más al donante, que la gente repita a partir de los datos que conocemos. Pienso que es posible sacar más partido a la estadística, sabiendo cuándo se dona, cuándo lo hace la gente joven, si un lunes, un viernes o un sábado, si va al autobús, si es fijo. Creo que estas cosas son interesantes para focalizar el esfuerzo. Trabajas de forma altruista, pero el esfuerzo se tiene que focalizar para conseguir más rendimiento.
P. Dos palabras para mover a alguien a donar.
R. Solidaridad y empatía. Empatía por el enfermo.
P. La clave para darse cuenta de la importancia que tiene donar.
R. No sé. Habría que trabajar en ello también. Trabajar desde los colegios. Al final nos damos cuenta de lo importante que es cuando hay un problema. A mí me han comentado 'mi padre es donante, yo recibí dos bolsas y pico de sangre, pero nunca he donado'. Pero si encima lo has sufrido en tus propias carnes... Bueno, esta persona me dijo que se lo iba a pensar e iba a donar a finales de verano o comienzos de otoño.
Hay que conseguir que la gente vea y conozca, pero es triste que al final nos mentalicemos porque vemos un enfermo directamente o por nosotros mismos. ¿Cómo conseguir que quienes no lo sufren vean la importancia de donar? Ése es el reto que tenemos. Creo que con los datos podemos afinar mejor y avanzar en cómo conseguir la repetición o la iniciativa.
P. Dígame lo más estrambótico que ha escuchado al respecto.
R. Una cosa que se repite mucho cuando vas a los centros fijos de donación es el miedo a las agujas. 'A mí no me esperéis porque tengo mucho miedo a las agujas'. El miedo a las agujas es tónica general en todo el que no dona o no quiere hacerlo. Es la disculpa que pone el 90% de las personas que no quieren donar. Se escudan en eso, en el miedo a las agujas.
P. ¿En qué ha cambiado su pulso vital desde que es presidente de la Hermandad de Donantes de Soria?
R. Bueno, hay que atender a los medios. Al salir en los medios, compañeros de trabajo que te dicen algo, y el otro día una señora me reconoció en pilates por una foto. No sé, será parte de ser presidente.
P. ¿Qué vena sería usted del cuerpo y por qué?
R. Sería la vena aorta. No sé, quizá porque lleva sangre a las demás.
P. ¿Qué diría a la persona que no valora dar sangre?
R. No creo que haya gente que no lo valore. Lo que pasa es que hay más gente que no lo piensa, que no tiene esa percepción de la necesidad. No hay gente que lo infravalore o le dé poca importancia. Son más las personas que no lo piensan. Está asumido que vas al hospital y te curas. Vas y te la ponen. No hay conciencia de dónde sale la sangre. Está asumido que vas al supermercado a comprar leche, pues esto igual. ‘Se comprará en algún sitio, voy, me la ponen y ya está'.
Es el mayor reto, algo de lo que hay que informar. Todo el mundo sabe qué es la hermandad, que hay donaciones. Pero no acaba de calar que se preocupen por esa solidaridad.
P. Y siendo tan importante ¿cómo entender que en momentos puntual pueda faltar?
R. La planificación es difícil. El gasto de la sangre va ir determinado por las enfermedades que haya, habrá índices de prevalencia, de tipos de enfermedades y eso será más o menos planificable. Operaciones que son más o menos predecibles, cadera, rodilla, partos... Pero luego siempre hay cuestiones que no pueden planificarse como son los accidentes. Eso no se puede prever y se pueden dar circunstancias de ese tipo.
P. En el país de los glóbulos rojos, blancos y plaquetas, ¿quién es Pedro Rodríguez?
R. Quizá los rojos, que son los que llevan el oxígeno al resto de partes del cuerpo. Es lo que faltaba a mi madre.
P. ¿Qué invento se nos ocurrirá para producir sangre en un mundo tan desarrollado?
R. Es un tema que se ha estudiado mucho y al que se ha dado muchas vueltas. Sería un gran negocio. No sé el motivo por el que no han conseguido dar con ello, pero tiene que ser complejo. La sangre se lleva utilizando muchísimo tiempo y es necesaria; se hacen hemoderivados a partir de la propia sangre para curar y no han sido capaces de hacerlo. Alguna complejidad tendrá para que no sea tan sencillo.
P. ¿Hasta qué punto influye la alta edad media que hay en Soria?
R. Hombre, seguro que algo influye. Pero Soria está por encima de la media de donaciones en Castilla y León por mil habitantes, que es de 48, cuando en la comunidad es de 41,1. Solo le supera Valladolid y Burgos. A pesar del hándicap de la edad, está por encima y también tenemos la repetición de donaciones más alta en Castilla y León.
P. ¿Qué tiene la sangre de misterio?
R. No sé, pero sí es un poco misteriosa. La sangre siempre ha tenido como centro el corazón y ahí está el amor. La sangre azul... de los reyes; el vampiro que toma sangre para alimentarse...; la sangre que hay en los templos. Es como si representara la fuerza de la persona, en todas las sociedades y los siglos. Y tiene también algo de mitológico.