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Entrevista. Alberto Blanco Blanco

«A veces me falta tiempo y voy revolucionado: quizá ahí esté uno de mis principales pecados»

A veces abronca a sus convecinos desde el púlpito y tiene claro que no existen los castigos divinos. Otras ayuda a familias a buscar vivienda, queda con gente cuando salen de trabajar para ir a correr o escribe los guiones de unas aplaudidas Rutas teatralizadas. Cree y tiene fe en el hombre, por oficio, y porque se lo enseñó el Benigno, sacristán de Añavieja. Es Hijo Adoptivo de Ágreda, no comparte tristezas y tampoco es un cura al uso.

Alberto Blanco.MARIO TEJEDOR

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Soria

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P. Practica el buen objeto de salvar almas, busca viviendas a familias para que asienten, y trabajo; escribe y anima a sus convecinos a hacer teatro y cosas por el pueblo, tiene buena prensa social y también genio... A mí no me engaña. Usted lo que quiere es ser obispo.

R. Anda, no digas tontería. Dijeron en un pueblo que no se puede poner a la zorra al cuidado de las gallinas. Hay que ser más bueno y más inteligente que yo y estar dispuesto a aceptar ese cargo, que que no es nada fácil llevarlo hoy. Los obispos tienen una soledad muy grande en su tarea, lo que pasa es que lo hacen callados y la gente piensa que es un cargo. Habrá algunos que aspiran a ser obispo, pero cuando a uno lo nombren, casi hay que darle el sentimiento.

Sufre mucho la soledad y es un cargo de muchísima más responsabilidad. No, no, en absoluto.

P. En cualquier caso, yo no quería hablar de obispos, sino de Alberto Blanco, del cura, del vecino de Ágreda que habla claro, del que ayuda a las familias que llegan de fuera o del que sale a andar en bici.

R. Yo me considero normal. Entiendo que un cura, un sacerdote tiene que identificarse, hacer las tres labores que Jesucristo, que anunciar el Evangelio, tiene que anunciar a los demás un mensaje de la sanación que nace del Evangelio. Es un estilo de vida nuevo como sacerdotes, el que celebra intercede por el pueblo. La palabra sacerdote significa intercesor. De ahí el culto que es eucaristía, entierros, sacramentos, etcétera. Y como rey, que significa servidor, es vivir la calidad y vivir la familia es vivirla con circunstancias concretas que a cada uno le tocan y a mí me tocan en este pueblo. Hay necesitados de todo tipo, enfermos, personas que vienen de afuera, personas que están solas e intentas acercarte a ellos.

No llegas a muchos otros, quizás están esperando y no vas, pero es que tampoco es fácil. Más en un pueblo.

P. Más que a las labores propias de un cura, me refería al acogimiento de familias y al hecho de escribir guiones de teatro.

R. Hombre, yo soy una persona activa. Entiendo que soy inquieto y no me puedo ceñir a un papel. Entre otras cosas, estudié Filología inglesa y unas cuantas asignaturas me han llevado un poco a esa línea del teatro y la lectura.

Cuando tienes ideas, dices a ver cómo las plasmo para vender a mi pueblo o para promocionar la cultura. Es para lo que se pretende utilizar el teatro, para intenta venderlo a los demás.

P. ¿Y cómo escribe?

R. Ésta es la décimo-cuarta representación. Son cuadros diferentes, te inspiras y lo que pretendes vender es la historia, la cultura, la jerga, los chascarrillos y a veces se consigue y a veces no. Los participantes, la misma gente del pueblo, son quienes tienden que vender a su pueblo y yo animar.

Hay que hacer igual con una demanda social. Aquí hay trabajo y cantidad de posibilidades para acoger a gente. Si alguna pobreza tenemos los sorianos y los castellanos-leoneses es que no tenemos gente joven, que se nos sigue yendo. Aquí si no queremos que se mueran pueblos como éste, tiene que venir gente de fuera y tenemos que acogerlos

P. No me está contestando. ¿Cuándo y cómo escribe?

R. Cuando tienes tiempo libre, piensas ideas y luego las pones por escrito. El momento de escribir puede ser antes, después de comer. Ahora tengo dos horas libres y aprovecho antes de la siguiente actividad. Es lo mismo para la lectura. Cuando puedes, lo haces.

P. Me extraña que encuentre tiempo para confesarse de tan ocupado que está.

R. Tendría que confesarme más para recibir el perdón de Dios. No se puede llevar tiempo, para todo porque a mí me gusta también mucho el deporte, ir con la bicicleta en verano, a correr por las noches. Espero a gente que sale de trabajar y nos juntamos a partir de las ocho y media en invierno a correr un par de días. Son formas de estar activo, no pretendemos marcar ningún récord.

P. Póngase en modo novela. ¿Cuál escribiría Alberto Blanco sin pensarlo dos veces y por qué?

R. Haría una novela de ambiente campesino rural, un estilo que a mí me gusta mucho porque lo he vivido. Me gusta mucho la naturaleza y lo rural, y los animales. Y Delibes. Alguien dirá que Delibes era un cazador, que mataba liebres y perdices. No, es alguien que amaba profundamente a la naturaleza y por eso la describe con tanto primor.

Por ahí van los tiros de los personajes rurales, insertados en su medio. La naturaleza es una preciosidad cuando la haces tuya y te identificas con ella.

P. ¿Qué es lo mejor que tiene Ágreda?

R. Siempre se ha dicho que lo mejor que tiene Ágreda es la gente y yo no voy a hablar mal de mis feligreses. Ya les echo la bronca desde el púlpito y llevo fama de eso. Pero cuando los voy a defender lo hago. El éxito de un cura es querer a la gente que tiene; y la gente no es como tú quisieras que fuera, es como es y hay que quererlos así.

P. Y de tres culturas, además.

R. Mira, me niego a decir eso de las tres culturas. A mí no me gusta porque aquí no hubo tres culturas. Hubo por lo menos, seis o siete y dejaron también su impronta. La judía, musulmana o llámala como quieras, y la cristiana convivieron durante un tiempo, pero no fue menor la influencia de los arévacos y los visigodos

Eso de las tres culturas no refleja plenamente, a mi manera a entender, la historia y es un peligro que no voy a explicar ahora fomentar eso de las tres culturas

P. ¿Lo de subirle el cargo a arcipreste es un premio o un castigo?

R. Bueno, soy arcipreste desde desde 1998 y luego el señor obispo renueva los cargos cada seis años. Este año tocaba renovar ya y renovaron. Parece que me ascendieron. Pero vamos, si es igual, si es que aquí somos cinco curas y es como ser nada. Puede ser cualquiera de nosotros porque eso no da ningún ningún prestigio. Es una responsabilidad más.

P. Mal repartido está el patio, pues, por el Moncayo. Ahí hay cinco curas y en otros pueblos ninguno y tienen que doblar tareas.

R. Pero tú qué dices. Yo llevo, además, seis pueblos. Uno de los curas tiene 90 años, don Ángel Jiménez. que se encuentra muy bien de salud, pero claro, los años están ahí. Otro es Jaime, que nos ha venido nuevo. Nosotros tenemos una población que pasa de los 3.000 habitantes para cuatro curas. En proporción nos toca a mucha más gente. Hay curas que pueden llevar más pueblos, pero tienen muchísimos menos habitantes y muchísima menos actividad. (Eso está claro). Aquí tenemos una serie de actividades que tristemente no tienen otros curas.

P. La problemática provincial, en cualquier caso, está ahí.

R. Si fuéramos más, tendríamos más tiempo y más disposición para hacer lo que más o menos hacemos, pero así lo haríamos con más pausa, con más disposición. Yo a veces siento que voy revolucionado, haciendo las cosas de prisa y me falta tiempo. Ahí es donde quizá esté uno de mis principales pecados: estar más con la gente, hablar más con ella, escucharlos más. Porque lo que la gente quiere es que los escuches principalmente, pero no es fácil. Entre otras cosas, no tenemos mucho tiempo.

P. ¿Qué piensa de los castigos divinos si es que existen?

R. Siempre se ha dicho que Dios castiga sin palo. Lo que son castigos divinos no sé si existen. No, Dios no castiga jamás, ¿eh? El hombre elige su propio su propio camino. Yo predico muchas veces que el que crea cielo aquí en la tierra le espera al cielo después. Pero hay algunos que crean infierno porque viven a costa de los demás, insensibles a cualquier dolor de los demás y aprovechándose de ellos. Y a veces todos caemos ahí sin darnos cuenta, porque el mundo es terriblemente injusto.

Nos beneficiamos de un sistema injusto en el que nosotros tenemos de todo y otros carecen de todo y no tienen nada. El que hace bien, él mismo crece en bondad, en caridad; y quien hace mal, el mal se vuelve contra la persona que lo hace y él mismo se autodestruye y sufre las consecuencias.

El orgulloso, el envidioso, el egoísta nunca va a ser feliz. Dios no es el que castiga; nos castigamos nosotros mismos por no ser lo suficientemente buenos o por no vivir de acuerdo a lo que nos propone el Evangelio.

Cualquier frase del Evangelio tiene el poder de hacerte más humano, más libre y más feliz. Es que lo tenemos escrito. Es la palabra de Dios que nos consuela y da esperanza.

P. ¿Y cómo se le queda el cuerpo con la justicia terrena?

R. Bueno, es que los hombres somos los hombres y nos dejamos vender por eso. La traición forma parte también del comportamiento humano. En la justicia humana hay jueces justos que intentan ser justos y gente que se vende al mejor postor. Yo creo en lo bueno de este mundo, porque hay muchísimas más cosas buenas. Es lo que decía el sacristán de Añavieja, el Benigno, que me enseñó mucho cuando llegué a Ágreda: incluso a la persona que más señalen con el dedo siempre hará muchas más cosas buenas que malas al cabo del día. Cualquier persona hace más cosas buenas que malas, pero nos fijamos siempre en lo negativo.

Por eso hablamos de la justicia humana y de confiar en ella, porque si no confiamos unos en otros... Lo que pasa es que muchas veces defrauda y tristemente se inclina en favor de los más poderosos y fastidia a los más débiles. Eso es lo que más escuece.

P. Cuénteme qué es lo primero que pedirá a la Venerable cuando la hagan santa.

R. Mi preocupación es la gente joven de este pueblo y del resto de la provincia. Anda perdida en vivir en una manera, en una realidad virtual confusa y con muchos mensajes. Imagínate la cantidad de mensajes que puede estar recibiendo un joven a lo largo de un día. Si lo mezclas con las noticias falsas, con los bulos... Nos está incapacitando para creer en la verdad. Y ahí los periodistas también tenéis mucho que aportar en este tema. Hay que buscar la verdad venga de donde venga.

P. La pregunta que le hizo un alumno en clase y no supo responder.

R. Pues no lo sé... A veces tienen respuesta para todo. Otra cosa es que el chico te entienda porque cuando te preguntan por el mal, le está afectando a él. Figúrate que su padre o a su madre le han dado una mala noticia, de estas fastidiadas.

Por mucho que les razones que el mal tiene un sentido, cuando están sufriendo las razones no te llegan. O sea, ahí lo único que tienes que hacer es poner la mano encima, es decir, lloro contigo y sufro contigo.

P. ¿Qué tiene Ágreda que no tenga La Riba?

R. Me da pena porque ahí es donde notas la España profunda. Es lo que fue y ahora no hay gente. Es la desolación de que te encuentras con unas cuantas personas con las que puedes hablar, pero no hay más. Ahí sufres en tus carnes lo que es la despoblación. Y eso no es un cuento de la España vacía, la sufres en tus carnes.

Pienso que esos pueblos no tienen mucho futuro a corto plazo. No sé si a la larga sí, no soy profeta. Carecen de servicios elementales; a lo único que podemos aspirar es a que se mantengan como lugares de fin de semana, de residencia. A mí lo que más me duele es que pueblos como éste, que pueden tener un futuro, no creamos en ellos. Aquí tenemos todos los servicios, no hay excusa para decir no podemos. Y existen múltiples actividades. Hablo de Ágreda, donde son muy participativos.

P. ¿Se puede permitir la tristeza un cura?

R. El cura tiene momentos de todo tipo a lo largo del día. Cuando llegas a casa a las tantas de la noche después de haber estado por ahí, metido en 50 charcos y con mil marrones -que muchas veces no son tuyos- pues hay momentos que no puedes compartirlo con nadie. Te llevas la soledad y la intimidad y no las puedes compartir. Pueden ser momentos duros a los que ya estás acostumbrado.

P. Es Hijo Adoptivo de Ágreda.

R. Yo no lo busqué. No está en lo que has hecho ni en lo que vas a hacer. Es simplemente lo que te contaba antes, querer a este pueblo como es. El cura nunca puede ser aceptado por todos, ni nadie como personas querido por todos. Ni tampoco lo pretendes, uno pretende ser como es y mostrarse a los demás como es y a unos les cae bien, a otros regular y otros dirán pues que están hasta el moño.

P. A ver cómo se lo pregunto... ¿por qué hay en Ágreda tantos seguidores del Camino Neocatecumenal?

R. Bueno, hay una cuantas familias que ya terminaron el Camino y los hijos de ellos algunos continúan. Es un camino duro y a veces tampoco es comprendido. Ahora se ha potenciado porque han venido inmigrantes, especialmente unas familias de Venezuela, que sí se han integrado en la comunidad y han dado más auge.

P. ¿Qué fe tiene en el mañana a medio plazo de Soria?

R. Yo creo en el futuro, creo que cree en su tierra la levanta. Y yo creo que personas que creemos en nuestra tierra. Ojalá volvieran los que se han ido porque nosotros seguimos exportando lo mejor que tenemos. A todo el mundo que estudia lo seguimos echando fuera. No quiero decir que quienes se quedan porque no estudian son peores humanamente. A lo mejor son mejores y son los que, afortunadamente, se quieren en su tierra y la sacan adelante.

P. ¿Y en el amor y en el hombre?

R. Sí, a ver, el hombre es bueno, es que Dios nos ha creado a todos buenos. Ya te he dicho que cualquier persona hace muchas más obras buenas al cabo del día que malas. Todos nos equivocamos, a todos nos vence el orgullo, la envidia, la crítica, los siete pecados capitales. Pues está claro que sí, porque creo en la gente. Movidos por nuestro yo, por no saber querer, surgen las disputas, los malos royos, los malos entendidos.

Pero por supuesto, hay que creer en el perdón y en la bondad, que es lo que nos dignifica. Lo que más nos cuesta es pedir perdón, mucho, pero nos cuesta todavía más, a mi entender, aceptar el perdón. Surge entonces el '¿ves cómo tenía razón?', '¿ves como se ha tenido que humillar?'.

P. Habla de los pecados capitales. ¿De cual cojea si es que lo hace de alguno?

R. Estoy convencido que del orgullo. Es el primero y el principal que a todos nos vence, hasta a las personas más tímidas. La timidez puede ser una forma sofisticada de orgullo muy clara. El orgullo tienes muchos recovecos. Es como las raíces, ésas que se encuentran en el corazón de la persona, por eso la principal virtud, la que sostiene a todas las demás es la humildad. Es el cimiento de todas las virtudes. Sin humildad y caridad no hay alegría. Solo las personas humildes viven alegres.