Entrevista. Ana Higueras Morante
«No cambiaría este trabajo de barrendera por un trabajo en una fábrica; me gusta más esto»
No se ve en la foto el cepillo ni los cubos de basura, así que si no fuera por el hábito quizá no sabríamos a qué se dedica, empujando un carro por el centro de Soria. Flores -que cambia según la estación-, alguna cinta, una bocina... Esta mujer barrería la falta de empatía, amén de miles de hojas otoñales y vidrios sanjuaneros. Se llama Ana y es la única mujer del servicio de recogida de basuras y limpieza viaria en Soria.
P. Hay trabajos poco reconocidos y luego está el suyo...
R. La limpieza siempre ha sido reconocida en una ciudad. ¿Por la gente? A veces hay quejas de que se podría limpiar mejor, pero bueno... Hay personas que no entienden que en la época de las hojas, el aire las lleva hacia un lado, hacia otro; limpias y al segundo las hojas están ahí. Hay gente que no entiende esas cosas, porque quizá no las sabe, y simplemente se quejan de que está sucio.
P. Solo reparamos en la limpieza cuando el suelo está sucio. ¿Sí o sí?
R. Es así. Cuando el suelo está sucio y son fiestas -por ejemplo ahora que han sido las de San Saturio, o en San Juan- hay comentarios de 'qué guarros que somos', 'cómo dejamos estos', 'qué guarra es la gente'. A veces se incluyen y otras no.
P. Poco reconocido y duro, hasta cuando no llueve. ¿Por qué trabaja en lo que trabaja, Ana?
R. Es duro porque también es un trabajo físico. Cuando tienes que descargar los cubos para ponerlos en el contenedor cuesta. Hay que manejar y es duro; luego está el barrer con el cepillo, se cargan los hombros, los brazos... Hay que estar en forma un poquito. ¿Por qué trabajo aquí? Estaba buscando trabajo, lo vi a través un amigo que trabajaba en ello y no me desagradaba nada. Había estado trabajando en bares y me gusta la interacción con la gente. En verano hace calor y te refrescas y en invierno hace frío y te abrigas. Es así.
P. ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
R. Los barrenderos hacemos el mismo recorrido diariamente, pero cada día saludas a alguien diferente y te saludan a ti. Es la libertad, de alguna forma. Estas en la calle, ves a la gente, es algo entretenido. Solo con estar en un sitio abierto y no en un sitio cerrado, me agrada.
P. ¿Y lo que peor lleva?
R. La nieve es lo que peor llevo. Es muy incómodo, tienes que tener mucho cuidado de no caerte, cuando echas sal o en otro momento. Yo alguna vez me he caído, o se han caído mis compañeros. Hay que tener cuidado, tanto cuando nieva y como cuando no.
P. Llama la atención que la limpieza, en muchas variantes, haya sido tradicionalmente cosa de mujeres, y apenas las haya en el servicio municipal de limpieza de Soria.
R. Ahora soy la única en el servicio de limpieza. Es muy extraño. Yo también me pregunto por qué no hay más mujeres. La limpieza siempre se ha ceñido a las mujeres. Vas a otras ciudades y hay muchas, ves a mujeres barriendo, que son barrenderas; otras están con la barredora; otras con la manguera. Están en un igual a igual a un hombre. Aquí no.
P. ¿Por qué hay gente que piensa que su quehacer es de segunda?
R. Sí se piensa como si fuera un oficio de segunda categoría, como si fueras una arrastrada o arrastrado por estar trabajando aquí. Y yo considero que es un trabajo como otro cualquiera. Ser fontanero, ser cuidador de personas mayores es un trabajo como otro cualquiera, cada uno con sus condiciones; en el mío estás en la calle, es más vistoso. Como ser jardinero, aunque quizá ser jardinero está mejor visto que ser barrendero. Yo estoy contenta. Ahora mismo no cambiaría este trabajo por un trabajo en la fábrica, por ejemplo. Según como soy yo, me gusta más esto que estar en una fábrica.
P. ¿Qué le dicen las caras que ve y se le quedan mirando?
R. Hay de todo. Las hay que miran con sorpresa, como diciendo 'joer, hay una mujer aquí trabajando'. Y gente mayor que dice 'qué pena, estás trabajando aquí, al aire'. Otros te miran con aprobación: 'mírala, como está trabajando...'.
P. Habrá que poner cuotas ¿o es que el mérito profesional se gana a pulso?
R. Primero te tienen que coger en el trabajo; después has de tener interés en seguir; luego tienes que trabajar y, al ser mujer, hacerte valer el doble para demostrar que soy capaz, yo por lo menos. Así he conseguido, después de años, que confíen en mí y he tenido la recompensa de que me han hecho fija hace ya cuatro años. Antes llevaba ocho o así, no recuerdo.
P. ¿Qué limpieza echa de menos?
R. La falta de empatía. Todo el mundo va a su aire, ya casi no hay comunicaciones. Que la gente fuera más empática, más persona... No sé cómo decirte.
En mi trabajo me gusta ser simpática con la gente mayor, saludarles... No sé, que se sienta acompañada. Van solitos, sin hablar con nadie... Les digo buenos días, cómo vamos, qué tal. Yo me siento bien así y ellos, también.
P. En este país de las 7 horas en algunos trabajos y de las 8 cobrando 7 en otros, ¿cree usted que habría que reducir la jornada laboral o está bien así?
R. Nosotros hacemos creo 6 horas y 20 cada día. O sea, trabajamos menos. Si todo bien trabajado, se puede conseguir en menos horas... Pero claro, trabajando, haciendo.
P. ¿Y qué haría si su escoba pudiera volar?
R. Irme a la playa, al sol, a descansar; viajar.
P. Del 1 al 10, ¿cómo de gua...?, perdón, ¿cómo de limpios somos los sorianos?
R. Hay de todo, no creas. Son jóvenes los que suelen hacerlo. Hay gente que recoge y hay gente que no; que come una bolsa de pipas o una pizza y deja el envoltorio en cualquier sitio. Del uno al 10, les doy un 6 pelado.
P. ¿Sabe ese refrán que dice 'no es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia'?
R. Sí, sí, lo sé. Y es verdad, claro. Si no ensucias, eres más limpio. Es así.
P. Si pudiera ahora mismo le enseñaría una foto de la plaza Mayor después de la última verbena. Y no hablemos de San Juan. ¿Por qué no sabemos divertirnos sin ensuciar?
R. La he limpiado. Te lo puedo decir porque la he limpiado. Cuando esos días vamos a trabajar sabemos lo que nos espera. Hay cristales, plásticos... así que nada, a limpiar y a dejarlo lo mejor posible. Es la tarea, no hay más y a que esté lo mejor posible. Pasamos nosotros, la barredora, pasa el agua... y lo dejamos impoluto. Se queda estupendamente. La última verbena que hubo en la plaza de Herradores estaba como en San Juan y se quedó superbien, como si no hubiese pasado nada.
P. Una cruzada contra la suciedad y los cristales.
R. Hay muchos cascotes y hay que tener mucho cuidado. Llevamos zapatos reforzados por la puntera, guantes, pero hay que cuidar. Hay algo de peligro.
P. ¿Qué hace cuando no limpia, ni fuera ni en casa?
R. También limpio en casa, sí, claro. Pasear, leer, un poco de todo. (¿Y qué tiene como los chorros del oro?). La cocina, me gusta cocinar, así que me gusta tenerla limpia, muy limpia; también el baño.
P. Usted que se fija en las cosas y en la gente. ¿Cuál es la zona que menos ensucian de la ciudad?
R. Algunas veces no es que se ensucie menos, es que depende. No es lo mismo una zona urbana, con más bloques, que Nicolás Rabal, que hay menos vivienda. Yo ahora hago el centro.
P. Estar en esta área de influencia, cercana a la Dehesa, ¿es un premio o un castigo en otoño?
R. Tengo dos zonas de recorrido con hojas: el Espolón, aunque la mitad, no todo; y luego Nicolás Rabal. Ya llevo no sé cuantos meses cogiendo hojas, más luego las que todavía tienen que caer. Entre el aire que se las lleva de un sitio a otro... Estás haciendo una calle, luego haces la otra y la anterior ya se ha llenado de hojas. Las hojas son un dolor, porque parece que no haces nada. Has limpiado la calle Campo, por ejemplo, retirando las hojillas de los ciruelos, y a los cinco minutos han pasado coches, el autobús... y está como al principio. Parece que no haces nada, pero ya has pasado. Es que van de una acera a otra.
P. Lo más destacado, entre comentarios y aseveraciones que le hayan dicho.
R. Cuando trabajaba en la avenida de Valladolid me decían 'oye, qué bien está', 'limpias muy bien' y eso me agrada. Ya que me esfuerzo por hacerlo lo mejor posible, si te lo dicen... Aunque a ver si me entiendes, no es que te haga falta, porque tú ya sabes lo que estás haciendo y si lo haces bien o mal. Pero si te lo reconocen, se dan cuenta de lo que hago y es de agradecer.